Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, tiene buen ojo para los negocios. En la ciudad de México se dice que él ahora recibe llamados de cualquier banco europeo o estadounidense que necesita contraer su balance.
Mientras este proceso usualmente lleva a la venta forzosa de un activo jugoso, el resultado han sido numerosos acuerdos desde Austria hasta Argentina por parte del multi millonario mexicano.
Pero Slim no es el único latinoamericano en mejorar los días de los banqueros de inversiones. Las firmas latinoamericanas están en una juerga de compras en el extranjero.
El auge regional es más que un destello en la olla. Como con la política china “sé global”, en los últimos diez años las latinoamericanas llamadas “multilatinas” han estado extendiendo sus alas para volar. Sólo desde 2006 han gastado más de US$ 210.000 millones en el extranjero.
Tres fuerzas impulsan a las multilatinas. Las condiciones boyantes en casa alientan a los empresarios a sentirse expertos. Los balances ricos en efectivo les otorgan los medios. Y los mercados domésticos saturados, usualmente dominados casi-oligopolios, los empujan a buscar nuevas oportunidades.
Por eso es que compañías de Chile –la economía mejor manejada de la región, pero también, geográficamente, una de las más pequeñas- están entre los más activas en acuerdos.
La fusión de este año entre la chilena LAN y la brasileña TAM es el ejemplo más reciente. La creación de la aerolínea más grande del mundo por capitalización de mercado es emblemática por cómo el sector privado está uniendo cada vez más cerca a América.
En América del Norte, la expansión de las compañías mexicanas ha sido tan amplia que algunos la están llamando la “reconquista”; el canal de televisión Televisa ahora está yendo más allá de la audiencia de habla inglesa en EEUU.
Integración en Sudamérica
En Sudamérica está ocurriendo un proceso similar, incitado por las compañías europeas endeudadas que venden activos pan-regionales para aumentar el efectivo en su lugar de origen (Europa).
El año pasado, el mayor acuerdo internacional fue la adquisición de las operaciones de pensiones de la aseguradora alemana ING por parte del grupo Sura, un conglomerado colombiano. En 2011 cinco de los diez mayores acuerdos extranjeros fueron realizados con activos europeos.
Cierto, este proceso de integración económica liderado por el sector empresarial es parcial. En la Venezuela socialista el impulso mayormente ideológico por integración económica ha sido minado por la mala administración económica y bajos precios del petróleo.
Brasil, auto absorbido por el tamaño de su mercado doméstico, a menudo se mantiene como un continente en sí mismo.
Sin embargo, el sector privado ahora está logrando lo que los grandilocuentes planes a menudo fracasaron en hacer: una cooperación y comercio transfronterizos mucho mayor. Hay una lección en eso.