En medio del nerviosismo por la desaceleración de la economía china, Standard & Poor’s dio un fuerte apoyo ayer a Beijing al mantener su calificación de crédito, destacando las “robustas” perspectivas de crecimiento, una posición fiscal saludable, y una fuerte liquidez externa.
La agencia dejó la nota de China sin cambios en AA-, la cuarta calificación más alta de su escalafón, y ubicó la perspectiva en estable.
S&P proyectó además que el crecimiento del PIB per capita real promediará una tasa de 6,6% entre 2014 y 2017, mucho más alta que la mayoría de los países con niveles de ingresos similares, y pronosticó que Beijing avanzará de forma gradual hacia una economía más influenciada por el mercado y con mejor gobernanza.
La agencia justificó su decisión de dejar la perspectiva estable argumentando que las reformas previstas ayudarán a estabilizar el crecimiento, al tiempo que frenarán el aumento del crédito en los próximos dos o tres años.
Nerviosismo en Beijing
El espaldarazo de S&P llegó el mismo día en que aumentan las señales de que el gobierno chino está incrementando su apoyo a la economía.
El Banco Popular de China (el banco central), anunció ayer que los nuevos préstamos ascendieron a 870.800 millones de yuanes (US$ 140 mil millones) en mayo, superando la mayoría de los pronósticos.
En tanto, el M2, la medida más amplia del suministro de dinero en la economía, aumentó 13,4%, por sobre la media de la proyección de los economistas encuestados por Bloomberg, de 13,1%.
“Mayo es el primer mes de este año en que hemos visto un relajamiento considerable de la liquidez como demuestran los nuevos créditos de los bancos”, señaló Larry Hu, jefe del departamento económico de Macquarie Securities. “Sugiere que las autoridades se están volviendo más serias sobre los riesgos a la baja para la economía y han comenzado a aumentar las medidas pro crecimiento”.
El gobierno chino se ha fijado una meta de crecimiento para este año de 7,5%, y aunque ha insistido en que, más que el ritmo de expansión, lo que le interesa es mantener controlado el desempleo, el nerviosismo en Beijing aparentemente está comenzando a aumentar.
Plan de estímulo
Las autoridades del Partido Comunista han descartado un nuevo paquete de estímulo masivo, como el aplicado durante la crisis de 2008, por US$ 645 mil millones, ante el riesgo de que una burbuja en el sector financiero pueda estallar.
Por eso, cualquier referencia a la palabra estímulo ha sido vetada entre los funcionarios oficiales.
Sin embargo, desde comienzos de abril, se han venido anunciando una serie de medidas de apoyo focalizadas en sectores específicos, las que han sido bautizadas por los analistas como “mini estímulos”.
La primera fue un plan de inversiones en infraestructura ferroviaria y viviendas públicas, además de beneficios tributarios para las pequeñas empresas. Más tarde se sumó un programa de desarrollo de plantas de tratamiento de aguas.
A eso se han sumado instrucciones específicas a los bancos para que incrementen la entrega de créditos hipotecarios, pero esta vez privilegiando a las familias que están aspirando a su primera vivienda, y cuidando el perfil de riesgo.
A medida que los anuncios siguen sumándose, los analistas creen que en la práctica ya se puede hablar de un plan de estímulo regular y todo apunta a que la tendencia continuará.