Huracanes pueden desatar ola de refugiados climáticos a EEUU
El gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rossello, advirtió que sin un masivo plan de ayuda del gobierno de Estados Unidos, millones de residentes podrían salir de la isla para el continente.
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La devastación de Puerto Rico a causa del huracán María puede ofrecer una vista previa para los estadounidenses de una de las consecuencias potenciales más alarmantes del calentamiento global: el movimiento de un gran número de personas desplazadas de sus hogares por los efectos del cambio climático.
La tormenta, que destruyó casas, arrasó caminos y dejó sin electricidad a los 3,4 millones de residentes del estado libre asociado podría acelerar el éxodo que ya está en marcha conforme la gente huye del estancamiento económico y del aumento de impuestos causado por una crisis fiscal y de deuda.
El martes, el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rossello, advirtió que sin un "alivio sin precedentes" del gobierno de Estados Unidos, "miles si no millones" de residentes podrían salir de la isla para el continente. Eso debilitaría la vivienda y los mercados laborales en las ciudades estadounidenses que recibieran a esas personas, así como los servicios del gobierno local.
En Puerto Rico, una nueva disminución de la población haría más difícil revertir su declive económico. La isla se acogió a la protección por bancarrota en mayo y ha dejado de hacer pagos en gran parte de sus más de US$70.000 millones en deuda.
Menos residentes significaría menos actividad económica, reduciendo aún más los ingresos fiscales y dejando a los funcionarios aún menos capaces de pagar los préstamos de Puerto Rico.
Huyendo de la tormenta
Los científicos dicen que las temperaturas más elevadas del agua y del aire, así como el aumento del nivel del mar, aumentan la intensidad y el poder destructivo de los huracanes, tendencia que continuará a medida que aumente la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
Los investigadores del Fondo Monetario Internacional, en un informe publicado hoy miércoles, examinaron los vínculos entre el clima extremo y la emigración en más de 100 países durante tres décadas. Encontraron que "un alza en la temperatura y una mayor incidencia de desastres relacionados con el clima aumentan la emigración", según Petia Topalova, investigadora del FMI y principal autora del informe.
El estudio describe la migración como una "estrategia de adaptación para los hogares perjudicados por los golpes climáticos" y predice que "flujos migratorios sustanciales, potencialmente a través de las fronteras de los países, podrían aumentar si el cambio climático provoca un alza significativa del nivel del mar".
En algunas partes del mundo, eso ya está ocurriendo. En África, el cambio climático obligó a 1 millón de personas a abandonar sus hogares en 2015; en el Pacífico, el Banco Mundial ha urgido a Australia y Nueva Zelanda a que abran sus puertas a los residentes desplazados de pequeñas naciones insulares como Tuvalu y Kiribati. Incluso en Siria, la migración interna provocada por una sequía histórica contribuyó a la guerra civil, lo que se ha sumado a la ola de personas que intentan entrar en Europa en los últimos años.
El huracán María, que golpeó Puerto Rico el miércoles pasado, podría exponer a EEUU a una dinámica similar. La escala de destrucción en la isla, combinada con su gran población y el derecho legal de los puertorriqueños a trasladarse a cualquier lugar del país norteamericano, podría impulsar la migración a mayor escala que otros desastres naturales.
Capacidad sobrepasada
Esto plantea preguntas sobre la capacidad del país para manejar tal movimiento de personas. El mercado de vivienda en las ciudades receptoras de desplazados puede no ser capaz de acomodar ese tipo de afluencia, de acuerdo con Jesse Keenan, un experto en adaptación al clima en la Universidad de Harvard.
"Digamos que sólo 350.000 se van", dijo Keenan. De estos, agregó, "digamos que la mitad termina en las ciudades, es una gran crisis de vivienda, no tenemos tanta holgura en el inventario de viviendas".
Keenan utilizó el ejemplo de Nueva York, que tiene la mayor concentración de puertorriqueños fuera de la isla. Los vecindarios tradicionalmente puertorriqueños de la ciudad, donde los recién llegados podrían establecerse -East Harlem, Bushwick, partes del Bronx- ya tienen bajas tasas de vacantes y altos costos de alquiler, dijo Keenan.
"La ciudad de Nueva York necesita ahora establecer un plan para albergar a estas personas", dijo. Si están obligados a quedarse con amigos o familiares, "están hablando de que la vivienda puede superar el límite de ocupación legal en la unidad", dijo Keenan, lo que conduciría a riesgos de incendio, conflictos internos y otros problemas.
Un gran número de recién llegados también pondría "una enorme carga sobre la prestación de servicios sociales, al menos durante un par de años", dijo Keenan.
Mayores desafíos para integrarse
Topalova, investigadora del FMI, dijo que las personas que dejan Puerto Rico por causa de María pueden tener más dificultades para encontrar un pie sólido en otro lugar.
"Trabajos anteriores del FMI sugieren que las personas que fueron obligadas a abandonar su país de origen debido a varios eventos fuera de su control pueden ser diferentes, en términos de demografía y habilidades, a los migrantes económicos", dijo. "Pueden afrontar mayores desafíos integrándose en el mercado de trabajo en relación con los emigrantes económicos que -por definición- eligieron su destino para maximizar los resultados del empleo".
Con suficiente planificación y previsión, EEUU "será capaz de absorber y poner a buen trabajo una ola de refugiados climáticos", dijo Giovanni Peri, economista de la Universidad de California, Davis, quien estudia la migración climática.