Evasión de impuestos: medir bien, para gestionar correctamente
Juan Alberto Pizarro Director Ejecutivo Comisión Tributaria Colegio de Contadores de Chile
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Juan Alberto Pizarro
La meta del actual pacto fiscal impulsado por el Gobierno pone un foco especial en la disminución de la evasión fiscal, con un 40% del total de la mayor recaudación esperada se basa en disminuir la evasión y elusión de impuestos. El objetivo en esta materia es desafiante un 1,6% del PIB de los 4,3 puntos del PIB que contempla el pacto fiscal en su conjunto, una cifra equivalente a la recaudación efectiva que consiguió la reforma tributaria de la Presidenta Bachelet, que llegó a una recaudación en régimen de 1,5% del PIB.
Al respecto, lo primero es saber cuál es la dimensión de la evasión actual. Según el estudio de Jorrat y Martner (2020), se cifra la evasión y elusión en un 7,5% del PIB; por su parte, la CEPAL indica 4,2% del PIB. Aquí está el primer gran problema, pues llama la atención la amplia desviación de las estimaciones en la materia, lo que nos invita a reflexionar sobre la confiabilidad de este importante dato necesario para medir correctamente la evasión y elusión.
“Siendo la evasión un foco tan importante en la recaudación impositiva, es válido preguntarse si debe ser responsabilidad de la autoridad fiscal medir periódica y sistemáticamente su impacto a través de sus departamentos de estudios”.
Lo que no se mide correctamente no se puede gestionar correctamente. Siendo la evasión un foco tan importante en la recaudación impositiva, es válido preguntarse si debe ser responsabilidad de la autoridad fiscal medir periódica y sistemáticamente su impacto a través de sus departamentos de estudios. Y ya tenemos experiencias positivas en tal sentido, como la medición de los gastos tributarios, también conocidos como exenciones tributarias.
Por otra parte, en materia de evasión y elusión es importante ser precisos y demarcar bien la cancha; deberían ser conceptos de consenso amplio, sin embargo, hasta el momento las definiciones que mantiene el pacto fiscal son ambiguas, pues no se toma en consideración, por ejemplo, el orden jurídico establecido, donde existe el legítimo derecho de los contribuyentes a organizar sus negocios y a escoger la razón de negocio que permite ser más eficientes con su decisión. En materia de evasión, el pacto incorpora, entre otras cosas, la sub-declaración errónea involuntaria de impuestos, algo que claramente es consecuencia de la cada vez mayor complejidad del sistema y, en el último tiempo, de las faltas de facilidades para cumplir con los impuestos por parte del Estado. Se trata de un tema que, al menos, se debe revisar.
Una medición correcta implica determinar claramente dónde se alojan esta evasión y elusión, pues muchas veces en gestión la manera en que vemos el problema es el problema. Gestionar correctamente para mejorar, implica ver el problema en sus distintas dimensiones, y claramente la evasión no se aloja sólo en las empresas establecidas, pues hay también un tremendo forado en recaudación fiscal en la informalidad de los negocios (que va en aumento), en el contrabando y en el blanqueo de capitales, que son pandemias que se deben atacar con toda la fuerza de la ley.