Acciones de JPMorgan Chase caen 1,98% tras completar adquisición Bear Stearns

Las acciones del grupo bancario estadounidense JPMorgan Chase cayeron hoy un 1,98% en la Bolsa de Nueva York, en su primer día de cotización como propietario del banco de inversión Bear Stearns.

Los títulos de JPMorgan Chase se vieron arrastrados por el pesimismo de Wall Street, en una sesión en la que los títulos de los bancos cayeron en su conjunto un 1,63%, tras varias noticias negativas procedentes de este sector.

El pasado jueves, los accionistas representantes del 84% del capital de Bear Stearns aprobaron en una junta extraordinaria la polémica venta de ese banco de inversión a JPMorgan Chase.

Dos días después, JPMorgan Chase anunció que había completado la adquisición del banco de inversión y que éste pasaba a ser una filial del grupo bancario estadounidense.

Según los términos del acuerdo, cada acción común de Bear Stearns daba derecho a recibir 0,21753 acciones comunes JPMorgan Chase.

Se acaba así la historia como entidad independiente de un banco fundado en 1923 por Joseph Bear y Robert Stearns, que ha sucumbido a la crisis crediticia que afecta a Estados Unidos desde hace meses.

Los problemas de Bear Stearns, que antes de su hundimiento era el quinto banco de inversión de Estados Unidos, comenzaron el pasado agosto cuando quebraron dos de sus fondos de inversión de alto riesgo debido a la pérdida de valor de sus activos vinculados a hipotecas de alto riesgo (subprime).

El pasado marzo, Bear Stearns reconoció que su liquidez se había deteriorado de forma significativa debido, en buena parte, a los rumores que circulaban en Wall Street sobre la salud de los activos del banco de inversión, lo que provocó una fuerte caída de sus acciones en Bolsa.

JPMorgan Chase y la Reserva Federal de Estados Unidos anunciaron ese mismo día que financiarían a Bear Stearns para ayudarlo a superar sus problemas de liquidez.

Tan sólo dos días después JPMorgan Chase lanzó una oferta de compra de dos dólares por acción, un precio irrisorio que provocó indignación entre los accionistas de Bear Stearns y que forzó al primero a elevar su propuesta hasta los diez dólares por título.