No había espacio para hacer un recorte. Esa fue la principal conclusión que sacó el Banco Central en su Reunión de Política Monetaria (RPM) de enero, donde el Consejo acordó -por unanimidad de sus miembros- mantener el tipo rector en 5%.
Según reveló la minuta del encuentro, todos los consejeros convinieron en que la única opción plausible para esta reunión era mantener la Tasa de Política Monetaria (TPM) en 5%.
“Varios Consejeros indicaron que, por un lado, mantener la TPM era plenamente compatible con lo comunicado en el Informe de Política Monetaria (IPoM) pasado, cuando se señaló que no debía extrañar que se entrara en una etapa en que existieran pausas para dicha tasa”, se lee en el documento.
Por otro lado, la decisión dejaba abierto el camino si se consideraba necesario reevaluar la estrategia monetaria coherente con el logro de la meta, materia que sería abordada en el próximo IPoM.

A su vez, “varios consejeros resaltaron que era necesario enfatizar la preocupación del Consejo por la evolución de las expectativas de inflación a dos años plazo, reafirmando que el Banco estaba dispuesto a hacer lo necesario en caso de evaluar que estaba en riesgo el logro de la meta de inflación”.
La minuta reveló que un consejero declaró que se debía dejar claro que la entidad presidida por Rosanna Costa “actuaría con la severidad adecuada, lo que implicaba estar dispuesta a cambiar la dirección de la política monetaria y mover las tasas hacia arriba, si ello era necesario. Añadió que esto no significaba que fuera lo más probable, pero sí que formaba parte de lo que podía ocurrir en caso de requerirse”.
El próximo IPoM proporcionaría nuevos antecedentes que permitirían una mejor evaluación de esta materia.
Discusión de los antecedentes
Respecto a los antecedentes macroeconómicos presentados en la RPM, en el ámbito internacional se indicó que el escenario seguía dominado por la incertidumbre económica y las tensiones geopolíticas.
“El tono de la Fed había girado hacia algo más contractivo, atendiendo a que la actividad en Estados Unidos seguía dando sorpresas positivas”, afirmó la entidad monetaria.
“El mercado laboral, aunque menos estrecho, continuaba resiliente, y no era evidente el efecto que tendrían en los salarios las medidas antiinmigración del nuevo gobierno. Se sumaban las potenciales decisiones en temas arancelarios, tributarios y regulatorios. Con todo, hubo acuerdo en que la magnitud de las dudas en todas estas materias no había cambiado demasiado, manteniendo las fuentes de incertidumbre global”, plantearon desde el ente autónomo.
Mientras que todo ello se traducía en una fuerte apreciación del dólar y tasas de interés más altas en todos los plazos, apretando las condiciones financieras a nivel global, discutieron los consejeros.
Por el lado local, a grandes rasgos, el escenario macroeconómico avanzaba en línea con lo previsto en el IPoM de diciembre. En el Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec) se observaban registros por sobre lo esperado, aunque influido por factores puntuales.
Pero en la reunión, “hubo acuerdo en que el factor más llamativo era la evolución de las expectativas de inflación a dos años plazo”.
Si bien la mediana de las respuestas en la Encuesta de Expectativas Económicas (EEE) se mantenía en 3%, una fracción relevante creía que la inflación sería mayor. Por su lado, la Encuesta de Operadores Financieros (EOF) mostraba que la inflación a dos años estaría por sobre la meta. Sumado a ello, los precios de los activos financieros también apuntaban a cifras superiores a la meta.
“Se indicó que era prematuro para establecer si la evolución de las expectativas de inflación a dos años plazo tendría un impacto en la persistencia inflacionaria. De todos modos, era una señal de alerta que el Banco no podía dejar pasar, porque se podría terminar afectando la dinámica inflacionaria”, se lee en el documento publicado este miércoles.
Y se recordó que en algunos episodios en que las expectativas de inflación a dos años se ubicaron por sobre la meta de 3%, “se había necesitado una reacción de política monetaria mucho más agresiva, con los costos que ello implicaba para la economía”.