El acuerdo suscrito por Renovación Nacional para avanzar en la aprobación de la reforma tributaria reavivó las diferencias entre el senador Andrés Allamand y el ex presidente Sebastián Piñera, que tenían miradas contrapuestas en torno a los efectos políticos de avalar el polémico proyecto. Mientras el primero se la jugó por una estrategia en la que se siente cómodo, como es articular acuerdos, el segundo, en su afán por convertirse en el líder indiscutido de su sector, intentó influir para evitar la convergencia, dejándole los eventuales costos políticos de la implementación de la iniciativa a la Nueva Mayoría.
El lunes 9 de junio, cuando el proyecto ya había sido aprobado en la Cámara sólo con los votos oficialistas, los senadores de RN llegaron hasta el Ministerio de Hacienda a una reunión con Alberto Arenas. A partir de esta cita, en la tienda se constituyeron dos equipos de trabajo paralelos. El encargado de estudiar los aspectos técnicos, encabezado por Andrés Allamand y José García –este último integrante de la Comisión de Hacienda en representación de RN- y el que se encargó de analizar las eventuales debilidades constitucionales del proyecto, a cargo del senador Alberto Espina.
Paralelamente, el ex presidente no perdía el tiempo, comentando a sus cercanos lo desfavorable para el crecimiento, la inversión y la generación de empleo que era la iniciativa. Más tarde, comenzó a hacer pública su mirada negativa hacia el proyecto, en encuentros informales con representantes tanto de RN como de la UDI para socializar su inquietud respecto de la reforma tributaria y para pedir que hubiera más coordinación, con el fin de tener una mayor injerencia en la posición que adoptara su sector en esta materia: lisa y llanamente rechazar la idea de legislar, para que los efectos económicos de la propuesta los pagara solamente el gobierno, porque “está convencido de que la reforma va a afectar negativamente la economía y un acuerdo nos iba a dejar como cómplices”.
El gallito
Quienes conocieron de las negociaciones de RN desde el inicio, confidencian que Piñera trató de ejercer su influencia a través del senador García, quien inicialmente estaba más cercano a la postura del ex mandatario que a la de Allamand. Paralelamente, el senador por Santiago Poniente, apoyado por Alberto Espina, trataba de imponer la tesis de lo perjudicial que podría resultar para Renovación rechazar la idea de legislar, dándole un portazo a la política de los acuerdos, “por la que el partido y el propio Piñera se la jugó en los ‘90”. Por lo mismo, uno de los negociadores reconoce que desde este punto de vista “era inviable para RN votar en contra, sin intentar mejorar un proyecto que todos sabíamos que era malo”.
Observadores imparciales del partido atribuyen el interés de Piñera por erigirse en la voz autorizada de la Alianza en este y los debates que vienen, a su aspiración de volver a La Moneda en el próximo período. Y es aquí donde se cruzan los intereses con Allamand, pues aunque el senador ha dicho que no pretende buscar otra candidatura presidencial, en la derecha dan por descontado que es uno de los nombres de RN para el 2017. En este contexto, dicen que reeditar exitosamente la tan vilipendiada política de los acuerdos podría constituirse en su carta de presentación.
“Out de todo”
Por otra parte, la intervención de Piñera no sólo tiene un objetivo político. Quienes han conversado con él sobre el tema, sostienen que tiene la convicción de que ésta es una muy mala reforma tributaria. Pero aunque en el sector existe conciencia del interés del ex presidente por estos temas, también hay coincidencia en que sus apariciones públicas en relación con éste y los otros proyectos ejes de la Presidenta Michelle Bachelet han sido “desafortunadas”, particularmente las declaraciones que realizó estando en España.
Un representante histórico de RN, que estando de acuerdo con Piñera en cuanto a que la reforma tributaria era “muy mala y ahora es sólo un poco menos mala”, discrepa de que “esté tratando de meterse a la fuerza en el debate. Que haya ido a hablar a España de un tema interno se ve muy mal. Eso lo hace porque está quedando out de todo y no puede influir en nada. Y no resiste que Allamand haya tomado protagonismo en este debate”. El mismo dirigente, advierte que con su actitud, el ex mandatario, sólo está provocando más división dentro de RN y la Alianza, pero enfatiza que “eso no tiene que sorprender, porque siempre ha sido un factor de división en nuestro sector”.
Estas palabras apuntan al hecho de que los diputados de Amplitud han anunciado que no se sumarán al acuerdo, porque siguen creyendo que el proyecto es malo, siguiendo la línea de Piñera. Pero los detractores de esa posición argumentan que estos legisladores “no tienen peso”, por lo que su amenaza no significaría mucho ni para echar abajo el acuerdo ni como respaldo al ex presidente.