Bci Asset Management

Cómo el cambio climático impacta la gestión de las inversiones

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Ricardo Miranda, Senior ESG Analyst Bci Asset Management

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La comunidad científica -representada por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático- ha declarado que la acción humana, a través de las emisiones de gases de efecto invernadero, es la principal causante del cambio climático. Este fenómeno se ha traducido en un inevitable aumento de la temperatura terrestre (en efecto, ha aumentado 1.1°C en los últimos 150 años), el derretimiento de los glaciares, el aumento del nivel del océano, cambios en las precipitaciones, sequías, aumento en la frecuencia de eventos climáticos adversos (por ejemplo, huracanes, incendios, etc.), así como pérdida de la biodiversidad.

Este fenómeno tiene impactos económicos y sociales relevantes. Por ejemplo, la menor disponibilidad de agua dulce afectaría las actividades agrícolas, impactaría la productividad y salud del ganado y la pesca, y expondría a un porcentaje importante de la población a situaciones de vulnerabilidad hídrica. El Banco Central de Chile estima que el impacto del aumento de la temperatura respecto a la media histórica ha afectado el crecimiento del PIB en -0.4%. Considerando que menos del 3% de las políticas nacionales a nivel global se alinean al acuerdo de París, es esperable que los impactos del cambio climático sigan agravándose, afectando tanto a empresas como a las personas.

Las inversiones también están expuestas a los riesgos climáticos. Tanto la materialización de eventos climáticos físicos (sequías, inundaciones, etc.), así como la aplicación de políticas regionales de transición climática (por ejemplo, el aumento del impuesto a las emisiones de carbono) afectan a la generación de flujo de las compañías donde las administradoras de fondos invierten. De todas formas, el impacto del cambio climático es heterogéneo, concentrándose en zonas geográficas más vulnerables, por ende, forzando a las corporaciones a llevar a cabo estrategias de adaptación climática.

Para enfrentar este riesgo, los inversionistas deben gestionar el riesgo climático de los portafolios de inversión, a través de mecanismos como: la medición de la huella de carbono financiada, estrategias de descarbonización, y el involucramiento activo con las compañías donde se invierte. Éste último constituye un mecanismo clave de los propietarios del capital ya que se puede movilizar a las empresas hacia proyectos de mitigación y adaptación climática para proteger la sociedad, el medio ambiente y el capital invertido.

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