Como es advertido por economistas, la última parte de la convergencia de la inflación a la meta resulta ser la más difícil. Y el caso chileno no ha sido la excepción.
En agosto de 2022 la inflación alcanzó un peak de 14,1%, para luego comenzar a ceder hasta un 3,2 % en marzo de 2024, bastante cercana a la meta de 3% del Banco Central. Pero luego de ello, vino un rebote.
Así, la variación anual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) lleva un año y medio por encima del 4%.
En un informe elaborado por la consultora Gemines, su gerente general, Tomás Izquierdo, asegura que hay tres factores detrás de esta “pegajosa” última milla.
El primero tiene que ver con las cuentas de la luz.
“Evidentemente el alza en las tarifas eléctricas, repartida en varios meses a partir de junio del año pasado, ha jugado un rol central en incrementar el nivel inflacionario, pero lamentablemente todo indica que su propagación, con efectos de segunda vuelta, es parte de la dificultad para contener el ritmo del flagelo”, dice el economista.
“La economía chilena es fuertemente indexada a la inflación pasada, por lo que un shock de oferta que afecta un precio clave, que en principio debería ser sólo por una vez, termina transmitiéndose al resto de la economía”, agrega Izquierdo.
El segundo factor es la política monetaria.
El gerente general de Gemines ve “un manejo comunicacional algo errático del Banco Central, que entregó anticipadamente señales de “triunfo” en la convergencia de la inflación, y, principalmente, una reducción más rápida de lo recomendable de su instrumento monetario, la Tasa de Política Monetaria (TPM)”.
Esto hizo una contribución al alza del tipo de cambio y a la perpetuación del alto nivel inflacionario, se lee en el reporte.
En tercer lugar, menciona el incremento de los costos laborales asociados al alza del salario mínimo, la reducción de la jornada y, ahora último, el incremento en la cotización previsional.
Izquierdo asegura que todos factores que presionan los costos laborales, claves en la estructura de costos de producción y, por tanto, con impacto en el nivel de precios.
Con todo, el reporte concluye que “aunque ha costado, todo indica que, a partir de fines de este año, en el escenario base, hay espacio para que la inflación vuelva a, y se mantenga, dentro del rango meta”.
“Esperemos que este costoso episodio de desborde inflacionario del que venimos saliendo, contribuya a incentivar un manejo más prudente y consistente de la política monetaria en eventos futuros”, cierra el economista.