Humberto Maturana: ¿Imitar robots que nos reemplacen? Yo no quiero eso

¿Podrían las máquinas del futuro alcanzar niveles de creatividad como los que le han permitido al hombre ser autor de grandes inventos para la humanidad? Más allá de replicar esta capacidad, la inteligencia artificial (IA) debería avanzar hacia el perfeccionamiento de procesos de entendimiento y no de reemplazo.

Esa fue la visión que compartieron hoy Gerardus't Hooft (1946) Premio Nobel de Física en 1999 y Humberto Maturana, Premio Nacional de Ciencias 1994 durante su participación en el "Conversatorio de Juan: Procesos creativos en el arte y la ciencia", organizado por la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, en el cual también estuvo presente la cantautora chilena Anita Tijoux.

La mirada de Maturana es crítica y remarcó que es clave preguntarse de qué se habla en torno a inteligencia artificial. ¿Hablamos de sistemas que detectan configuraciones? ¿De qué hablamos cuando nos referimos a la naturaleza?

"Al mundo natural no le importa que los seres humanos desaparezcan pero a nosotros sí. A la biosfera no le importa que se destruya un ecosistema particular pero a nosotros sí. El tema es como seres humanos qué queremos hacer, qué entendemos por inteligencia. Podemos hacer máquinas que imitan lo que hacemos. Sí", planteó.

La pregunta a formularse, según el ex académico del MIT, es "en qué mundo queremos vivir, manipulamos el mundo, por lo tanto, qué queremos hacer, cuál es el ámbito de existencia en la cual ocurre el humano. El humano ocurre en el espacio relacional, pero somos biológicos y lo biológico ocurre en el espacio molecular".

"¿Imitar robots que nos reemplacen? Yo no quiero eso, hacer robots que me reemplacen en cómo abro la puerta de mi casa, yo no quiero eso. Yo quiero tener mi llave y abrir la puerta de la casa porque quiero poder cambiar de opinión y para poder cambiar de opinión, tengo que tener un espacio reflexivo a la mano", finalizó.

Futuro fantástico para las máquinas

Para Hooft la creatividad es una actividad del cerebro humano que tiene una alta complejidad, por lo tanto, tiene aspectos que no son tan obvios. Sin embargo, repara, el futuro para las máquinas se ve fantástico porque su capacidad de programación será mejorada. A la vez, no descartó que la inteligencia artificial pueda alcanzar la sofisticación del comportamiento humano.

Lo que se quiere es que las máquinas entiendan las cosas más allá de que sea un ente emocional y en eso van a ser muy buenas, se aventuró a predecir, agregando que ese aspecto pronto va a ser reparado.