Creación de un Consejo Académico de la Alianza del Pacífico
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Verónica Neghme
Afortunadamente, parece ser que la Alianza del Pacífico -un acuerdo de integración profunda conformado por países con principios comunes, como son la democracia, el Estado de derecho y la apertura de sus mercados- continuaría en el tiempo, en el marco de una política exterior de Estado.
Ella nace en abril del 2011, integrada por Chile, México, Colombia y Perú, y se subscribe su acuerdo marco en 2012, siendo rápido el trabajo de conformar equipos técnicos y adoptar medidas tendientes al libre movimiento de bienes, servicios, capitales y personas, para dar mayor impulso al desarrollo y competitividad de sus miembros y proyectarse al Asia Pacífico y al mundo.
Su importancia no es menor: entre los cuatro países integran el 36% de la población de América Latina y 34% del PIB de la región. Ahora se trabaja para concretizar acuerdos de movilidad de jóvenes, facilitar el tránsito migratorio, etc. Interesantes son los temas considerados, como las PYME, medio ambiente, ciencia y tecnología, cambio climático y la conformación de una plataforma estudiantil, para contribuir a la formación de capital humano avanzado de los países miembros, a través del intercambio de estudiantes, docentes de educación superior y el ofrecimiento de 100 becas, junto con la creación de un Fondo de Cooperación.
Así como se han creado al interior de la Alianza grupos técnicos de trabajo para avanzar en los temas ya mencionados, y existe además un Consejo Empresarial, estimo sería necesario conformar un Consejo Académico, como una manera de institucionalizar e impulsar no solamente la movilidad estudiantil y el intercambio de docentes, sino también para conformar grupos de trabajo integrados entre académicos de los cuatro países tendientes a: un mayor conocimiento de las realidades de cada país, muchas de ellas, pese a la cercanía geográfica son completamente diferentes y ajenas entre sí; estudiar y anticiparse a problemas comunes y proponer soluciones, en forma integrada con los gobiernos y empresarios; incentivar actividades de docencia e investigación compartidas que faciliten el objetivo de desarrollo entre los países miembros; co ayudar al incentivo de las inversiones, intra Alianza, hacia y desde el Asia; intercambiar experiencias y hacer sinergias para proyectarse al Asia conjuntamente, no solamente a través de la firma de convenios con Universidades, sino también para promover actividades conjuntas académicas entre estos países y Asia, ligadas a otros servicios, como puede ser, por ejemplo, el turismo.
Por desgracia, se suele mirar al sector académico como desligado de la realidad. Si esto es así, un Consejo Académico de alto nivel, conformado por Universidades públicas y privadas, y Think Tanks, contribuiría no solamente al estudio y a la formulación de políticas, sino también a ponerlas en práctica. Temas relevantes para el desarrollo, como son por ejemplo, la energía, la escasez del agua, la seguridad integral de los países, no han sido abordados por la clase política como temas de Estado. Un Consejo Académico, en cada país de la Alianza y coordinado por ella, contribuiría a un proceso de toma de decisiones más efectivo, eficaz y sistemático.