Mayor poder de préstamo para financiar un rescate global
Alan Beattie © 2022 The Financial Times Ltd.
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Alan Beattie
Apoyar a las empresas durante los confinamientos debido a la pandemia de Covid, proteger a los hogares de los crecientes precios de la energía y financiar los enormes costos de inversión de la transición ecológica: las finanzas de los gobiernos de todo el mundo están sometidas a una presión extraordinaria. Ya es bastante difícil para las economías ricas permitirse esto. En los países de ingresos medios y bajos, el goteo de impagos de deuda amenaza con convertirse en aluvión.
En general, los países más pobres gestionaron bastante bien sus asuntos fiscales en los años anteriores a la pandemia de Covid. Pero el gasto para lidiar con una serie de crisis ha creado una inmensa presión en un momento en que la subida de las tasas de interés en EEUU está aumentando el costo de los préstamos en los mercados de capitales y a través de los bancos. La proporción promedio de la relación entre la deuda pública y el producto interno bruto (PIB) en los mercados emergentes pasó del 5% antes de la pandemia al 67%, y el Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula que aumentará en los próximos años. La demanda de financiamiento en condiciones favorables con respaldo público (o ayuda en forma de subvención) ha aumentado en consecuencia.
“La obsesión por mantener la calificación crediticia de los bancos multilaterales de desarrollo podría ser contraproducente. ¿Por qué no cambiar sus evaluaciones de riesgo y las normas de adecuación del capital?”
Existe un movimiento en marcha, que está ganado impulso entre las principales economías del G20, para aumentar el poder de préstamo de los bancos multilaterales de desarrollo (BMD) y, por lo tanto, su poder de fuego. Esto implica cambiar las evaluaciones de riesgo de los bancos y las normas de adecuación del capital, ajustes relativamente pequeños que pueden tener repercusiones importantes en la capacidad de préstamo. Los detalles técnicos se encuentran en un informe encargado por el G20.
Un documento del banco central italiano estima que los cuatro principales BMD —el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF, brazo comercial del Banco Mundial), el Banco Asiático de Desarrollo (BAsD), el Banco Africano de Desarrollo (BAfD) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)— podrían aumentar su capacidad colectiva de préstamo de reserva de US$ 415 mil millones a US$ 868 mil millones sin perjudicar su calificación crediticia de triple A. Si quisieran ir más allá y aceptar una calificación crediticia un escalón más baja, AA+, su capacidad de préstamo podría dispararse hasta casi US$ 1.4 billones. El Nuevo Banco de Desarrollo, creado por los países BRICS, lo ha hecho con su calificación crediticia y es un firme defensor de que otros sigan su ejemplo.
Este aparente milagro implica muchos detalles técnicos, pero se basa en la idea de que las agencias infravaloran la medida en que los BMD están respaldados por su condición de acreedores preferentes en caso de impago y su capacidad (aún no activada) de reunir “capital exigible” de sus accionistas en momentos de tensión. Los bancos tienen que persuadir a las agencias de calificación para que adopten un punto de vista más favorable y se basen más en sus propios juicios sobre la adecuación del capital.
Dicho esto, aumentar apalancamiento de los BMD no puede ser sólo un ejercicio técnico. Los bancos deben estar seguros de que los accionistas están dispuestos a respaldar su decisión incondicionalmente y a abogar en su nombre ante los inversionistas de bonos, las agencias de calificación crediticia y las legislaturas potencialmente nerviosas.