Enero de 2015 es una fecha relevante para la relación comercial entre Chile y Estados Unidos, ya que este mes se alcanzó la total desgravación arancelaria entre los dos países gracias al Tratado de Libre Comercio.
Este acuerdo ha sido significativo para el desarrollo de la economía nacional. Durante los primeros 10 años de este convenio se exportaron 519 productos nuevos a Estados Unidos y, en los últimos 5 años, este país fue el principal inversionista extranjero en Chile con un 16,7% del total de las inversiones recibidas.
Por ello es de suma relevancia que el país mantenga su competitividad en esta materia y vele por resguardar aspectos que en la experiencia de AmCham son cruciales para los inversionistas extranjeros. Debemos cuidar la estabilidad macroeconómica, así como mantener sostenidas y altas tasas de crecimiento del PIB, incluyendo altos niveles de inversión doméstica, pues no hay mejor señal de confianza que los propios empresarios locales inviertan en su país.
Los inversionistas valoran una nación con instituciones sólidas, en el marco de una constitución política que protege la propiedad privada y entrega un trato no discriminatorio para los inversionistas extranjeros. También hemos detectado que para ellos es importante el acceso al mercado cambiario formal para distribución de dividendos y repatriación de capital; las políticas de libre comercio relativas a la apertura comercial, promoción de exportaciones e importaciones; y las regulaciones que favorezcan la competitividad para inversionistas. Lo anterior incluye la estabilidad tributaria, así como leyes laborales y regulaciones para los sectores clave como son el financiero, energía y minería, entre otros.
Hasta ahora el DL 600 ha sido fundamental para garantizar en el tiempo la estabilidad de estos aspectos, ya que da marco al contrato de inversión entre el Estado de Chile y el inversionista. Adicionalmente, muchos de estos derechos y garantías se han visto fortalecidos a través de la firma de acuerdos de inversiones bilaterales y tratados de libre comercio, así como de normativas nacionales como es el mecanismo de inversión extranjera del Capítulo XIV del Banco Central de Chile.
En el caso específico de inversionistas norteamericanos, la falta de la aprobación legislativa del tratado para evitar la doble tributación tiene un significativo impacto en la inversión extranjera. Es importante considerar mantener el DL 600 hasta contar con la aprobación y plena entrada en vigencia. De este modo es posible evitar una interrupción del flujo de inversión en el país.
La Presidenta Michelle Bachelet ya recibió el informe de la comisión asesora transversal para reemplazar el DL 600. En este sentido, estimamos que el tema de fondo no es si el DL 600 debiera ser eliminado, ni el foco de la discusión debiera estar centrado en la invariabilidad tributaria. El análisis debiera versar sobre cuáles son las políticas que permitirán a Chile mantener e incrementar su nivel de competitividad en la atracción de inversiones.
Es necesario promover la inversión extranjera desde la óptica de la competitividad global. El grado de desarrollo relativo de un país no es por sí mismo una medición importante para evaluar los mecanismos de inversión requerida. Más bien, debería evaluarse el escenario competitivo de inversión extranjera global, combinado con el desempeño del país en términos de crecimiento, junto con la estabilidad económica, social e institucional.
Los inversionistas estadounidenses han jugado un importante rol en el proceso de atracción de capitales a Chile. Recientemente se han producido significativas inversiones en los rubros de seguros, laboratorios, forestal y energía solar, entre otros. La presencia en el país de dichos inversionistas contribuye al desarrollo del país, haciéndolo más competitivo, generando procesos positivos de transferencia tecnológica, desarrollando capital humano, introduciendo buenas prácticas y tecnología.
Como parte de la delegación oficial que la semana pasada visitó Filadelfia junto a la Presidenta Bachelet, pude experimentar la relevancia de Chile en la importación frutícola estadounidense, así como también el gran respeto por la economía nacional y la sólida relación entre los dos países, la cual estoy confiada seguiremos potenciando mediante el trabajo colaborativo de los sectores público y privado.