El límite de la PGU
MIGUEL ÁNGEL PELAYO SERNA Abogado, exasesor senior del gabinete del ministro del Trabajo y Previsión Social
- T+
- T-
MIGUEL ÁNGEL PELAYO SERNA
La reforma previsional presentada por el Gobierno propone un aumento de la Pensión Garantizada Universal (PGU), a $250 mil pesos y hacerla 100% universal. La actual PGU, fijada en $193 mil, no tiene naturaleza contributiva (no exige cotizar), y se financia con recursos fiscales. La única exigencia es cumplir con un requisito de residencia (20 años), edad (65 años), y no estar dentro del 10% más rico de la población. Políticamente el cambio es atractivo, aunque no es clara su pertinencia desde una óptica de política pública. Cabe preguntarse, ¿existe un límite para la PGU?
Si miramos la experiencia comparada, vemos que las pensiones públicas mínimas pueden responder a distintos diseños. Existen beneficios no contributivos que pueden ser focalizados por condición económica y/o exigir requisitos de residencia. En la OCDE (2021), los beneficios no contributivos equivalen en promedio a un 20% y 19% del ingreso bruto medio, según se trate de beneficios basados en residencia o focalizados.
“El objetivo principal de la PGU es prevenir la pobreza. Aunque las pensiones son bajas y la PGU ayuda a aumentarlas, no puede ser una solución permanente ni pretender abordar problemas de los otros pilares del sistema”.
Adicionalmente, algunos países de la OCDE tienen sistemas básicos basados en contribuciones, con un beneficio promedio equivalente al 14% de los ingresos medio. Si miramos a los años de contribuciones, el promedio es 34 para acceder al beneficio total. Estos esquemas básico-contributivos, aunque no existen en Chile, sirven de referencia sobre el diseño de pisos mínimos de pensión.
Por muy loable que sea el objetivo de aumentar la PGU, no debemos perder de vista que su objetivo principal es prevenir la pobreza. Si bien es cierto que las pensiones son bajas y la PGU ayuda a aumentarlas (incluso con tasas de reemplazo sobre el 100% para salarios bajos), esta no puede ser una solución permanente ni pretender abordar problemas de los otros pilares del sistema. En este contexto, el aumento debería atender a sus objetivos, es decir, aspirar a igualar la línea de la pobreza ($216 mil aproximadamente, a noviembre de 2022), y otorgar especial soporte a quienes no pudieron ahorrar lo suficiente.
Con todo, si queremos mejorar la PGU, se hace urgente reflexionar sobre su diseño con una mirada a largo plazo, considerando sus objetivos, los efectos de la reforma en régimen y los limitados recursos fiscales. Una opción es reemplazar o complementar la PGU con un nuevo esquema básico-contributivo, incorporando para nuevas cohortes la exigencia de años de cotizaciones para acceder a una pensión básica, con un valor variable según años de contribuciones, y asegurando con ello la sostenibilidad financiera además de incentivar el trabajo formal.
Otra alternativa, asumiendo mantener el diseño de la PGU, es considerar un aumento paulatino de la edad de acceso al beneficio para generaciones futuras (en Dinamarca según año de nacimiento, actualmente entre 65 y 68 años) o aumentar la exigencia del requisito de residencia para un beneficio total (por ejemplo, 40 años en Dinamarca para acceder al Folkenpension). De perseverar la propuesta de gobierno, un aumento transitorio o una bonificación única para los actuales pensionados, podría atender a la urgencia sin insertar distorsiones permanentes en el sistema de pensiones.
Sea cual sea definición política, el aumento de la PGU requiere una doble consideración, partiendo desde sus fines y objetivos, considerando cómo se inserta este beneficio en un hipotético nuevo sistema con mejores pensiones y, sobre todo, las limitaciones fiscales y otras contingencias sociales para el gasto público.