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Columnistas

DF Tax | Electroshock a los contribuyentes y a las autoridades

Magdalena Brzovic, socia de Brzovic & Cía.

Por: Equipo DF

Publicado: Jueves 30 de enero de 2025 a las 04:00 hrs.

¡¡¡Podríamos quedar todos más sensatos, gracias Peter Sloterdijk!!!

Sin entender mucho sobre siquiatría, el electroshock permite al enfermo resetear su cerebro y partir de nuevo, modificando en consecuencia su conducta.

Imaginemos por un momento que esto pudiera ser posible y lográramos sentarnos sin ideologías a rediseñar nuestro alicaído y parchado sistema tributario, por ser cuidadosos con el lenguaje.

“Cuando hablamos de cumplimiento voluntario, pienso en la propuesta del filósofo alemán Peter Sloterdijk, quien plantea en su libro Fiscalidad Voluntaria y Responsabilidad Ciudadana una idea muy seductora: que los impuestos a la renta no sean obligatorios, sino voluntarios”.

Según las cifras entregadas por la propia subdirectora de Fiscalización del Servicio de Impuestos Internos en un seminario realizado en la Sofofa en estos días, indicó que en términos de recaudación solo el 2% es producto de las acciones de fiscalización y, en consecuencia, el 98% proviene del cumplimiento voluntario de los contribuyentes.

Cuando hablamos de cumplimiento voluntario, pienso de inmediato en la propuesta del filósofo alemán Peter Sloterdijk, quien plantea en su libro "Fiscalidad Voluntaria y Responsabilidad Ciudadana" una idea muy seductora: que los impuestos a la renta no sean obligatorios, sino voluntarios.

La intención que subyace a esta propuesta es repensar, mediante este electroshock, la relación del Estado con la ciudadanía.

Hemos acordado mediante un “Contrato Social” que el Estado es una institución cuya principal tarea es resguardar la libertad de sus ciudadanos y su seguridad para que puedan desarrollar al máximo sus potencialidades. Así entonces, el pago de los impuestos debiera responder a una idea de responsabilidad ética por parte de los ciudadanos. Para Sloterdijk, lo que sustenta la imposición de impuestos en democracia debiera ser el reconocimiento del contribuyente como un patrocinador de la comunidad y no como un deudor del Estado, como suele entenderse. Esta distinción entre patrocinador y deudor cambia radicalmente la manera de entender la ciudadanía.

La obligatoriedad de los impuestos refleja una concepción de Estado tirano y ciudadanía sometida.

En un régimen de obligatoriedad en el pago de los impuestos como el que tenemos hoy, los ciudadanos no somos tratados como seres dignos de su libertad, y contrariamente somos obligados coercitivamente a su pago, incluso con penas de cárcel.

El contribuir con recursos propios para financiar los bienes y servicios de la comunidad pierde su sentido ético con su obligatoriedad, pues este sentido solo sería posible en condiciones de libertad.

Es importante no confundir la ética de la responsabilidad o de la reciprocidad que propone Sloterdijk con una ética de la caridad. La caridad tiene su origen en el sentimiento de lástima por el otro. No es eso lo que nos propone Sloterdijk.

Aquí no se trata de caridad o generosidad, sino de responsabilidad.

El dar como responsabilidad se asume como un deber, que responde a una idea de justicia; la caridad nunca es un deber y no tiene relación con la justicia, sino con la compasión.

Sloterdijk intenta devolver a los ciudadanos la posibilidad de cultivar la virtud y el honor, que se ven imposibilitados de surgir en una cultura del sometimiento.

A medida que más interfiere el Estado en nuestras relaciones interpersonales, menos espacio queda para la virtud. En esta relación libre conmigo mismo y con los otros acontece mi responsabilidad ética.

La propuesta que nos hace Sloterdijk peca de ingenuidad, se podría decir. En un mundo de tributos voluntarios, lo que ocurriría es que nadie aportaría. El ser humano revelaría su peor cara y ello amenazaría la libertad y el bienestar de la comunidad. Sin duda, este es un riesgo, y dudo que el pensador alemán lo ignore. El punto está, me parece, en si no vale la pena arriesgarse en darle una oportunidad a una forma de sociedad distinta, que comprenda al hombre en un sentido más libre, más noble.

El porcentaje de recaudación voluntaria en Chile avala al filósofo y es el mismo Servicio de Impuestos Internos quien lo declara.

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