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Columnistas

Chile: nueva diplomacia pública para una mejor reputación

Aleix Sanmartín

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 1 de octubre de 2014 a las 05:00 hrs.

En la exigente competencia de una economía globalizada, conceptos como la reputación y las emociones determinan hoy la preferencia sobre un país y sus productos. La nueva diplomacia pública irrumpe en este contexto para requerir una verdadera estrategia de reputación nacional. La diplomacia pública se concibió inicialmente como propaganda, entendida ésta como “persuasión organizada y coordinación del consenso social”, pero en la actualidad debe profundizar en una nueva realidad. La dinámica de las redes sociales exige otra forma de relacionamiento. Ya no basta con lanzar mensajes unidireccionales, ni con atenerse a criterios publicitarios para reforzar y proyectar la reputación de un país.

En el caso de Chile, la Alianza del Pacífico y el desplazamiento del eje geopolítico le obligan a mirar de forma estratégica a Asia. Pero sin olvidar a sus vecinos latinoamericanos, a Europa o a Estados Unidos. Los competidores crecen junto a las oportunidades.

En los rankings de reputación internacional, Chile suele ubicarse entre los puestos 30 y 40 de los mejor valorados. Pero Brasil lleva años concentrado en grandes esfuerzos diplomáticos y de poder blando; Perú y Colombia han experimentado un salto en reputación; Uruguay se ganó el título de país de moda; mientras que México se ha embarcado en reformas para cambiar su percepción.

La competitividad de la economía chilena debe ser presentada al mundo con un nuevo enfoque, de modo que sus exportaciones, patentes y tecnología sean percibidas como un atributo diferenciador. La opinión sobre un país define qué destino se elige para ir de vacaciones, invertir o enviar a los hijos a estudiar. Suiza o Canadá aparecen ante los ojos del mundo como excelentes destinos para cualquiera de esas actividades. La mayoría de las naciones no posee una marca tan completa, pero el gran objetivo de la diplomacia pública es caminar en esa dirección.

Chile quiere seducir al mundo, ser un país querido, pero también respetado y admirado, ser un referente en inversión y productividad. Un puente entre Asia y América. Un país de emprendimiento y profesionales eficientes.

Si el objetivo es que la reputación incida positivamente en la riqueza nacional, la colaboración entre la administración pública y el sector privado es imprescindible. La nueva diplomacia pública es el gobierno, pero también los ciudadanos. Y sin una visión ambiciosa y una coordinación estratégica, estos activos se diluyen sin concretar su potencial.

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