54 grados
Sergio Lehmann Economista jefe del Banco Bci
- T+
- T-
Sergio Lehmann
Julio fue el mes más caluroso del planeta desde que se tiene registro. En el Valle de la Muerte, situado en Arizona, EEUU, los termómetros marcaron 54 grados Celsius, muy cerca del máximo alcanzado alguna vez sobre la Tierra. Estas alertas deberían llevarnos urgentemente a la acción, de forma de contener los impactos del calentamiento global sobre el equilibrio de los ecosistemas, pero además sobre el desarrollo económico y el bienestar social.
De acuerdo con el horizonte a considerar, se reconocen riesgos de distinta dimensión para la economía. En el corto plazo, la evolución de la inflación y la respuesta de los bancos centrales es el principal foco de atención bajo la actual coyuntura. A mediano plazo es el desarrollo geopolítico, recogiendo el avance e impactos de la guerra en Ucrania, así como las relaciones siempre complejas entre EEUU y China. Pero a largo plazo, el cambio climático y sus efectos en la dinámica económica y sus impactos sobre el bienestar son el mayor riesgo para el mundo.
“La meta de ser carbono neutral al 2050 implica medidas que debemos comenzar a tomar hoy, que apunten a ir sustituyendo la generación de energía basada en combustibles fósiles por tecnologías amigables con los ecosistemas”.
De forma de hacerse cargo de esta realidad, Chile, así como varios otros países en el mundo, ha firmado un compromiso para que la emisión neta de carbono al 2050 sea cero. Esto significa que la emisión provocada por las industrias, el transporte y la energía, entre otros sectores, sea completamente compensada por la absorción asociada a especies arbóreas, como bosques y plantas. De no mediar acción, la emisión de carbono seguirá aumentando aceleradamente, agudizando el cambio climático, que para efectos de nuestro país llevará a un incremento de las temperaturas de entre uno y dos grados Celsius de aquí a los próximos 25 años.
Eso determinaría, de acuerdo con cálculos basados en el modelo de Hernández y Madeira publicado por el Banco Central en 2021, un efecto de cuatro a seis décimas de menor crecimiento económico, concentrando los impactos en agricultura, comercio e industria. Esto equivale a una pérdida cercana a 60 mil millones de dólares medidos en moneda de hoy en 2050; una cifra que habla por sí sola.
El objetivo de ser carbono neutral al 2050 permite mitigar este impacto. Pero eso requiere de medidas que debemos comenzar a tomar hoy, que apunten a ir sustituyendo la generación de energía basada en combustibles fósiles -responsable, según datos del Ministerio de Medio Ambiente, del 32% de las emisiones totales- por tecnologías amigables con los ecosistemas, como son la solar y eólica, que además sirven de insumo para la producción de hidrógeno verde. Tenemos allí un potencial enorme que nos podría convertir en un exportador mundial de energías de limpias.
Debemos avanzar, además, mucho más rápido en electromovilidad, recordando que el sector transporte representa a su vez el 29% del carbono emitido. Ello requiere de incentivos que apunten a acelerar el cambio del parque vehicular, así como una red de carga amplia y segura a lo largo del país. No se debe olvidar que Chile se comprometió que al 2025 el 100% de los automóviles que ingresen al mercado deben ser eléctricos. Pero a diferencia de lo que se observa en Europa, que adoptó el mismo compromiso, los avances en Chile en este campo son muy menores.
Aun todo lo anterior es insuficiente para alcanzar las metas establecidas en emisión de carbono. Es necesario avanzar también hacia una mayor eficiencia en el uso de energías en la industria y en los hogares, donde se anota el 20% de las fuentes contaminantes. Los desafíos, como se pueden reconocer entonces, son gigantes, pero ya no hay espacio para seguir esperando.