Berlín ha intensificado su batalla para forjar un plan de rescate financiero para Grecia que involucre a los acreedores privados, con la meta de conseguir el respaldo del parlamento alemán y los tenedores de deuda sin enfurecer al Banco Central Europeo.
La canciller alemana, Angela Merkel, y su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, estuvieron en conversaciones ayer en un intento por acordar un mandato negociado para el paquete con los seguidores del gobierno potencialmente rebeldes en el Bundestag.
Tanto los parlamentarios del partido Demócrata Cristiano como los Demócratas Libres exigen la participación de los acreedores privados (es decir, que acepten parte de la pérdida) en cualquier rescate griego y quieren que el Bundestag tenga el derecho de votar sobre cualquier asistencia financiera.
Las reuniones de anoche fueron seguidas de la publicación de una carta escrita por Schäuble para los ministros de Finanzas de la UE, el BCE, el FMI y la Comisión Europea, insistiendo en que debe haber una “contribución sustancial” de los tenedores de deuda como condición del apoyo alemán para un nuevo programa para Atenas.
La carta además hace un llamado a los acreedores para que acuerden una extensión de siete años de los vencimientos.
Los aliados de Merkel proponen aprobar una resolución formal el viernes en el Bundestag estableciendo límites claros sobre los que el gobierno puede acordar con sus socios de la UE por próximo paquete griego.
La determinación de Berlín de involucrar a los tenedores de bonos está encontrando una resistencia firme en el BCE y en París.
El BCE no hizo comentarios sobre la carta del ministro antes de la reunión del consejo que se realiza hoy. Pero la iniciativa habrá intensificado la alarma del BCE sobre el manejo de Berlín de la crisis griega. La carta es vista como un ataque a la independencia política del banco, apuntando a una propuesta que compromete “financiamiento monetario”, esto es, financiamiento a los gobiernos del BCE, lo que está prohibido bajo los tratados de la UE.