BCE se reúne esta semana en un escenario de marcada desaceleración
Los salarios experimentaron su mayor alza en una década, pero la actividad no da señales de repunte.
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Europa sigue perdiendo impulso. La caída de las exportaciones y una desaceleración en el gasto y la inversión arrastraron a la economía de la zona euro en el tercer trimestre, lo que enciende las alarmas de cara a la reunión del Banco Central Europeo (BCE) esta semana.
El comercio arrastró al Producto Interno Bruto, que creció sólo 0,2% entre julio y septiembre, frente a los tres meses previos, su menor avance en casi cinco años. En términos anuales, la expansión llegó a 1,6%.
Estos datos, reportados el viernes, son los últimos que recibirá el BCE antes de su reunión del jueves, cuando deberá entregar además estimaciones económicas.
Hacia fines del año las expectativas tampoco son auspiciosas: los problemas de los manufactureros alemanes se mantienen por el conflicto comercial con Estados Unidos y el gasto de los consumidores italianos sigue cayendo. La excepción es Francia, donde la industria ha experimentado un rebote.
QE en suspenso
Las autoridades del BCE tenían planificado anunciar un alto a su programa de alivio cuantitativo (QE, su sigla en inglés) después de tres años y 2,6 billones (millones de millones) de euros (US$ 3 billones) en compras de bonos. El argumento es que la desaceleración de la región es temporal y un repunte en los sueldos sugiere que el impulso de crecimiento se mantiene intacto.
Datos separados entregados también el viernes mostraron que los trabajadores están experimentando las alzas de salarios más fuertes en una década.
Según la Eurostat, la compensación por empleado en la zona euro creció a una tasa anual de 2,5%. Si se cumple la predicción del economista jefe, Peter Praet, de que toma de seis a doce meses para que el crecimiento de los salarios se traspase a los precios generales, las autoridades están más confiadas en alcanzar su meta de inflación de 2%.
Pero, con la excepción de los salarios, los datos muestran que la debilidad es persistente, con los índices de gerentes de compra sugiriendo que la actividad está en su nivel más bajo en más de dos años y que Italia está en riesgo de recesión.
En este escenario, las autoridades han sido precavidas en subrayar que seguirán entregando estímulo incluso después de que finalicen las compras de bonos. Praet ha dicho que el fin del QE “no es equivalente a un retiro de la política monetaria acomodativa”.
La apuesta de los economistas es que el banco central ofrecerá nuevos préstamos de largo plazo a los bancos el próximo año, mientras que se mantendrá cauteloso con las tasas de interés, en un esfuerzo por apuntalar el frágil impulso de la región, mostró una encuesta a Bloomberg a analistas.