Suiza, Italia, Japón y Corea del Sur son algunos de los que han recurrido a los incentivos económicos para hacer frente a los cambios demográficos y la caída de nacimientos. Pero la investigadora y Coordinadora del Área de Opinión Pública del CEP, Sandra Quijada, destaca los casos de Hungría y Francia por sus medidas y resultados.
La sociedad húngara pasó de tener una Tasa Global de Fecundidad (TGF) de 1,2 a 1,5 en los últimos años, apoyados en medidas pro familia.
De estas, la investigadora resalta la eliminación de impuestos a las mujeres menores de 30 años que tengan hijos. Al esto le suman beneficios para la vivienda, con el primer hijo se accede a un bono inicial de US$ 25.000 sin intereses y con pagos diferidos, al nacer el segundo hijo, es rebajado al 30% y con el tercero, se condena la deuda.
Otra medida es que el postnatal tiene una duración de tres años.
Sin embargo, Quijada apunta a que dichas medidas pro familia tienen un costo del 5% del Producto Interno Bruto (PIB) de Hungría.
“Por ejemplo, ellos tienen una tasa de desempleo del 4%, entonces están en una situación económica distinta al promedio de los países comunes y corrientes. O sea, ellos de alguna manera se están dando el lujo de hacer esto porque pueden hacerlo”, dice.
El caso de Francia es similar y sus medidas se mantienen en la línea de la conciliación de trabajo y familia, lo que ha logrado mantener la tasa en 1,84.
De esta manera, existen subvenciones al servicio de cuidado de los primeros tres años de vida del hijo, que lleva al Estado a entregar financiamiento del 85% de la sala cuna o persona que cuide del menor.
También el postnatal de los padres tiene una duración de 28 días, de los cuales 25 son pagados por el Estado y tres por el empleador.
Sin embargo, el beneficio solo corre al ser siete días obligatorios.
“La corresponsabilidad por ese lado también funciona un poco mejor. Entonces, cuando tú esto no lo enfocas solo en la mujer, sino que lo enfocas en la familia, que son los padres y los otros hijos, ya el enfoque es distinto. Eso ha llevado a que Francia, en el fondo mantenga sus niveles de tasa de fecundidad y no los baje”, explica Quijada.