Depresión en la juventud tendría impactos negativos en cómo los adultos se desempeñan en el mercado laboral
Investigación determinó que aquellos que presentaron síntomas de la enfermedad entre los 27 y 35 años tuvieron a los 50 años ingresos un 24% menores a aquellos no diagnosticados.
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La depresión es una enfermedad que no solo afecta la salud mental y física de las personas, sino que también tiene su impacto en el mercado laboral y la economía.
Así lo demostró un estudio realizado por investigadores de las universidades de Columbia, Nueva York y Harvard, que analizaron los datos de la Encuesta Longitudinal Nacional de la Juventud (Nlsy79), que entre 1979 entrevistaron a 12.686 jóvenes -de entre 14 y 22 años- y nuevamente en 2018 los mismos individuis pero cuando tenían entre 53 y 62 años para examinar las secuelas de la depresión.
Las personas con depresión leve a moderada trabajaron 119 horas menos que el promedio.
En el análisis, se logró diferenciar la depresión en niveles leve, moderado y grave, usando la Escala de Depresión del Centro de Estudios Epidemiológicos.
El principal resultado fue que la depresión en los primeros años de la vida adulta influye negativamente en los resultados laborales a lo largo de la vida. De esta manera, quienes entre las edades de los 27 y 35 años presentaron la enfermedad en niveles de leve a moderados, para sus 50 años registraron una reducción de 5,2% en su probabilidad de tener empleo, además de un 3,1% más chances de recibir prestaciones por incapacidad.
Al mismo tiempo, también se demostró que ganaron un 10% menos por hora, en comparación a sus pares sin depresión. Esto ya que trabajaron 119 horas menos al año, lo que sería un 6% menos que el promedio.
En tanto, también se demostró que eligieron ocupaciones menos lucrativas, lo que al ser combinado con menos horas de trabajo, dio como resultado que sus ingresos fueran inferiores en 24% a los de sus homólogos clasificados como no depresivos.
La investigación también demuestra que aquellos que experimentaron la enfermedad en un nivel grave,trabajan 61 horas menos que aquellos con leve a moderada, concluyendo que a los 50 años ganan 26% que aquellos que no presentaron síntomas en la juventud.
En este escenario, en analisis sugiere que “proporcionar tratamiento y apoyo adecuados a las personas con depresión probablemente les permitiría mantener una conexión con el mercado laboral que, según nuestros resultados, es potencialmente importante para los logros posteriores”.
Buyi Wang, investigador de la Universidad de Nueva York.
“La depresión de la edad adulta temprana también perjudica el desempeño futuro del mercado laboral al provocar la pérdida de capital humano que uno acumula a través del trabajo”.
Tomás Rau, director del Instituto de Economía de la UC.
“Las personas ganan menos, trabajan menos y, además, tienen mayor probabilidad de recibir el subsidio de discapacidad. Entonces, eso obviamente es un costo para el Estado”.
Caída en el capital humano
Buyi Wang, coautor e investigador económico de la Universidad de Nueva York, apunta a que el paper concluye que la depresión en la edad adulta temprana es perjudicial para los resultados posteriores del mercado laboral.
“Lo que encontramos especialmente interesante es que, además del mecanismo de la depresión persistente, la depresión de la edad adulta temprana también perjudica el desempeño futuro del mercado laboral al provocar la pérdida de capital humano que uno acumula a través del trabajo”, señala.
Así, señala que una parte (entre el 21% y 39%) de la penalización de los ingresos estaría explicado a que la depresión es una enfermedad crónica, que sigue reapareciendo en el transcurso de la vida. Mientras que la caída en la acumulación de capital se da por la pérdida de experiencia laboral y su influencia en la selección de profesiones, favoreciendo aquellas que tienen un menor potencial de crecimiento salarial.
Tomás Rau, director del Instituto de Economía de la U. Católica, apunta a que el impacto de la depresión no solo está en el mercado laboral, sino que también en lo público. “Las personas ganan menos, trabajan menos y además tienen mayor probabilidad de recibir el subsidio de discapacidad, entonces eso obviamente es un costo para el Estado”, indica.
También indica que en Chile no existen los datos para comparar los estudios, pero que las experiencias no deberían estar muy alejadas. “En muchos casos la depresión es crónica, entonces hay mucho ausentismo laboral e impide la acumulación de capital humano. Y además las personas se emplean en ocupaciones que pagan menos salarios, con actividades más rutinarias”, dice.