Cuello de botella en las energías renovables
Catalina Binder Abogada y consejera, Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI)
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Catalina Binder
Chile es conocido por tener un gran potencial en energías renovables, especialmente en energía solar y eólica, y se espera que los avances significativos logrados en la diversificación de la matriz hacia ese tipo de fuentes continúen en los próximos años.
Sin embargo, el crecimiento rápido y la expansión de proyectos de energías renovables en zonas remotas han superado la capacidad de las líneas de transmisión existentes, lo que ha generado problemas de congestión y restricciones en la inyección de esa energía en toda la red eléctrica.
“El crecimiento rápido y la expansión de proyectos de energías renovables en zonas remotas han superado la capacidad de las líneas de transmisión existentes, generando problemas de congestión en toda la red eléctrica”.
Una de las principales causas es la falta de infraestructura adecuada para transportar la energía desde las áreas de generación hasta los centros de consumo. La geografía de Chile es diversa y vasta, con regiones que albergan importantes fuentes de energía renovable, como el desierto de Atacama para la energía solar y las regiones costeras para la eólica. Sin embargo, estos lugares se encuentran alejados de los centros de consumo en la zona central, lo que requiere una transmisión de larga distancia a través de una red en ocasiones congestionada y limitada en capacidad.
Para enfrentar este desafío, es importante tener presente la experiencia de otros mercados como Nueva Zelanda, Portugal, Australia, España, que han implementado con éxito soluciones para abordar los problemas de transmisión.
El supuesto compartido de estos países ha sido que, para enfrentar estos desafíos, se requieren medidas integrales. Entre ellas, en primer lugar, aparece como esencial invertir en la expansión y mejora de la infraestructura de transmisión, lo que implica la construcción de nuevas líneas de alta capacidad, que conecten las regiones de generación con los centros de consumo. Asimismo, la optimización del uso de la infraestructura existente, implementando tecnologías avanzadas de gestión de la red eléctrica, ha permitido a otras naciones optimizar la transmisión y distribución de la energía renovable.
La congestión en las líneas de transmisión debido a la generación intermitente de energía renovable, como la solar y eólica, es un problema que, a la luz de la experiencia internacional, debiera enfrentarse mediante el desarrollo de sistemas de almacenamiento de energía a gran escala, como baterías o plantas de almacenamiento de hidrógeno, para equilibrar la oferta y la demanda de energía renovable.
Por último, ha quedado en evidencia que la promoción de políticas que fomenten la coordinación y colaboración entre los actores del sector, tanto públicos como privados, garantiza una planificación eficaz y una asignación adecuada de recursos.
En Chile, para abordar estos desafíos, el Gobierno ha implementado medidas para fortalecer la infraestructura de transmisión y mejorar la conexión entre las regiones de generación y los centros de consumo.
En esta línea, cabe destacar el proyecto de ley para el desarrollo de un sistema de almacenamiento de energía a gran escala en el Desierto de Atacama. Esta iniciativa sin duda marcará un hito para América Latina, y responde a la necesidad de complementar la energía renovable eólica y solar que Chile ha logrado instalar en un corto tiempo, para evitar que ésta se pierda por la falta de transmisión y de flexibilidad de la red, y así lograr que los excedentes se utilicen en las horas en las que el sistema eléctrico todavía depende de energía térmica basada en combustibles fósiles.
Un proyecto de esta magnitud requerirá de tiempo y despliegue en el Congreso, siendo clave para materializar una matriz energética no sólo diversificada, sino también eficiente.