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Para 2023 habrá 24 monedas digitales en plena circulación

Según el BIS, el foco está en las divisas para particulares, aunque cada vez surgen más iniciativas mayoristas.

Por: Expansión | Publicado: Lunes 7 de agosto de 2023 a las 03:53 hrs.
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Sede del Banco de Pagos Internacionales en Basilea en Suiza
Sede del Banco de Pagos Internacionales en Basilea en Suiza

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El mundo es digital. Lo saben las empresas y los consumidores y, desde hace un tiempo, también los bancos centrales. Las autoridades monetarias trabajan en el lanzamiento de su propia versión de su dinero digital y, según la última encuesta realizada por el Banco de Pagos Internacionales (BIS), el llamado banco central de los bancos centrales, en 2030 habrá hasta 24 monedas virtuales en circulación.

Hasta ahora, sólo cuatro bancos centrales -Bahamas, Caribe Oriental, Jamaica y Nigeria- tienen su moneda digital en plena circulación. Sin embargo, en el último año, hasta un 93% de las autoridades monetarias ha desarrollado trabajos en relación a la emisión de una divisa virtual y las incertidumbres sobre su encaje legal en el sistema financiero están remitiendo, según el BIS.

Suecia, Estados Unidos, Malasia, Singapur y Sudáfrica han publicado ya resultados de sus experimentos y avanzan en el lanzamiento de sus respectivas monedas, mientras que Perú, Hong Kong, la zona euro, Reino Unido y Canadá ultiman su fase de investigación.

El grueso de las instituciones trabaja para lanzar una moneda con el foco puesto en los particulares. De las 24 divisas virtuales que anticipa el BIS, 15 tienen esas características que buscan ser un equivalente al efectivo, pero en formato digital. Con ellas, las autoridades monetarias pretenden aunar la seguridad del dinero en efectivo expedido por el banco central y las comodidades del dinero digital en cuanto a almacenamiento e inmediatez.

A nivel operativo, en lo que respecta al usuario, no existe ninguna diferencia entre un pago realizado de forma digital a través de los métodos ya existentes y el que se realizará con los futuros euros o dólares digitales. Las características de este nuevo medio de pago que lo hacen único es que se trata de dinero que procede directamente del banco central, algo que hasta ahora sólo ocurría con el efectivo.

El dinero dependiente de la autoridad monetaria es más seguro que el bancario, que, en la zona euro, no deja de estar sujeto a la supervivencia de la entidad por más que los primeros 100.000 euros estén protegidos por los fondos de garantía de depósitos de cada país. Tener monedas digitales en una cartera virtual será similar a guardar billetes de emergencia en un cajón, en una hucha o bajo el colchón, pero mucho más cómodo por el menor espacio que ocupan.

Mejoras

Según el BIS, que cita a los bancos centrales, el lanzamiento de las nuevas monedas virtuales tiene como objetivo servir de referencia y de ancla del dinero en un mundo cada vez más digital, favorecer la inclusión financiera o mejorar la eficiencia y la seguridad de los sistemas de pago. Junto con ello, otro de los motivos que ha llevado al desarrollo de estos proyectos es la defensa frente a la amenaza de las divisas de iniciativa privada, como las stablecoins.

Fuentes financieras añaden que, conforme más países desarrollan sus propios proyectos para lanzar sus propias monedas digitales, entre los bancos centrales surge otra motivación: preservar su soberanía monetaria. Diferentes estudios han apuntado a lo largo de los últimos años que, si una divisa virtual es lo suficientemente atractiva y tiene capacidad de pagos transfronteriza, puede minar la utilización del dinero local y, por lo tanto, dificultar la transmisión de la política monetaria.

Monedas mayoristas

Aunque el gran foco del público y de la gran mayoría de los bancos centrales está puesto en los proyectos para los particulares, las otras nueve monedas que estarían en el disparadero para entrar en circulación antes de 2030 están pensadas para servir al sistema financiero como un medio de pago mayorista.

Según el BIS, estas divisas funcionarían como sustitutas de las reservas de las entidades en los propios bancos centrales, pero con capacidad de acceso a nuevas virtudes como la programación del dinero, mejorando así su eficiencia. Como principales ventajas, los bancos centrales ven en estas monedas una forma para ir más allá de los pagos limitados al horario operativo de los bancos, de dotar de más seguridad a los procesos de compensación y gestión de los pagos, de reducir el número de intermediarios y de mejorar la eficiencia del procesamiento de los datos y los protocolos de compliance.

A diferencia de las monedas dirigidas a particulares, los expertos consideran que este tipo de dinero virtual podría generar importantes ahorros de costes en el sistema financiero que redunden en mejoras en la economía global, además de limitar los riesgos de liquidez y crédito en la operativa interbancaria.

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