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Financial Times: el negocio de los congresos sobrevivirá al Covid-19

Es poco probable que las recientes cancelaciones de eventos descarrilen el deseo de reunirse en persona. Habrá menos apretones de manos, pero los grandes congresos volverán

Por: El Cronista | Publicado: Miércoles 19 de febrero de 2020 a las 11:58 hrs.
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El coronavirus está dividiendo al mundo en quienes denuncian alarmismo sobre el impacto de la epidemia y quienes prefieren prevenir que lamentar. La conferencia de telecomunicaciones más grande de Europa —el Congreso Mundial del Móvil (MWC) que iba a celebrarse en Barcelona— se ubicó firmemente en el segundo grupo.

La decisión de cancelar el congreso puso en peligro ingresos estimados en 492 millones de euros para la capital catalana y 14.000 empleos temporales. Colocó al coronavirus en la cima de la agenda de cualquier cámara empresaria o consejo directivo que tenga planeando organizar o enviar una delegación a un evento casi en cualquier parte del mundo.

Si bien la tasa de mortalidad del virus es menor que la del síndrome respiratorio agudo grave (SARS), el cual sacudió a las redes corporativas en 2002-2003, los científicos del Colegio Imperial de Londres estiman que su impacto "puede ser comparable a las principales pandemias de gripe" del siglo pasado. Es natural, entonces, que las empresas cuestionen por qué enviarían a su equipo de ventas a estrechar las manos con posibles contactos y potencialmente volver con algo más que el contrato y la mochila con el logo llena de tarjetas de presentación que consiguieron.

Los organizadores de conferencias se mantienen cautelosos. La compañía multinacional Informa ha pospuesto eventos en Tailandia, Singapur y China. Relx dijo que había postergado nueve de las 45 conferencias que planeaba organizar en China este año. En áreas que van desde el arte hasta la aviación, se cancelaron encuentros o se vio que los participantes, nerviosos, se retiran en vez de cerrar acuerdos en salas llenas de gérmenes. El MWC no es el primer evento no asiático en sucumbir. "Para garantizar el bienestar de nuestros invitados, socios y colegas", Swatch canceló su feria de relojes de lujo Time to Move (momento de moverse), programado para el próximo mes en Zúrich.

De hecho, para un gran número de ejecutivos, éste no es el "momento de moverse". Sin embargo, los eventos para hacer networking todavía no se ven afectados. El comercio es un portador de enfermedades infecciosas desde al menos el siglo XIV. El historiador Walter Scheidel señala fríamente en su libro El gran nivelador, que "las conexiones comerciales existentes eran suficiente para garantizar la transferencia de los roedores y pulgas siempre presentes", propagando devastadoras plagas a través de las caravanas desde Asia central hasta Europa.

Los pesimistas y los futurólogos también afirman que la tecnología y el cambio climático están conspirando para poner fin a los tradicionales encuentros masivas de negocios. Los desarrolladores de conferencias hace mucho tiempo que sostienen la promesa de utilizar realidad virtual como alternativa a viajar por el mundo para asistir a incómodas salas de exposiciones. Las compañías están reconsiderando o reduciendo los viajes de negocios en un esfuerzo por cumplir con los objetivos más exigentes para reducir su huella de carbono.

La mayoría de las proyecciones sobre el futuro de las conferencias provienen de los mismos organizadores de conferencias, y con optimismo pronostican ferias comerciales cada vez más grandes, o sugieren sólo ajustes mínimos al modelo existente ("Menos estilo, pero más reflexivo", declara una de esas predicciones que sirven sus propios intereses). Sin embargo, la historia sugiere que, salvo otra guerra mundial, los potenciales comerciantes siempre acudirán en masa a tales reuniones. Por un tiempo, habrá más "choques de puños" y reverencias y menos apretones de manos y besos. Pero los grandes congresos y conferencias se recuperarán.

Impulsado por los emprendedores visitantes, Davos se convirtió en un reconocido lugar de reunión de líderes de empresas, banqueros e intelectuales mucho antes de que naciera el Foro Económico Mundial (WEF), según Sally Shuttleworth, de la Universidad de Oxford, que estudia el desarrollo del centro turístico.

Es difícil pensar en la cuarentena como una oportunidad para establecer contactos, pero no me sorprendería que el WEF introdujera un test para detectar fiebre para proteger su próxima conferencia alpina anual, de la misma manera que impuso controles de seguridad al estilo aeropuerto para restringir la amenaza de terrorismo. La exclusividad es, de repente, no sólo más inteligente, sino más segura.

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