CAMBIO DE MANDO EN ARGENTINA

La cruzada de Farmacias Panul para levantarse

Tras poco más de un año de funcionamiento, el local era una alternativa más para los vecinos de La Florida. Aunque el domingo fue destrozada y saqueada, sus dueños siguen vendiendo los medicamentos que les quedan.

Por: Montserrat Toledo | Publicado: Viernes 25 de octubre de 2019 a las 04:00 hrs.
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Foto: Julio Castro
Foto: Julio Castro

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En agosto del año pasado el matrimonio de químicos faumacéuticos Héctor Soto y Karina Cáceres, decidieron emprender. Montaron en la esquina de Vicuña Mackenna y Vespucio, en la comuna de La Florida, Farmacias Panul.

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Querían instalar un modelo distinto de farmacia, uno cercano a las personas, con precios asequibles y con terapias complementarias a las tradicionales como flores Bach, reiki e incluso medicina china. “Ese era el sello de nuestra farmacia, de esa manera nos diferenciábamos”, afirma Soto.

A poco más de un año de apertura al público, esfuerzos y créditos, Farmacias Panul había logrado instalarse como una alternativa a las grandes cadenas.

Para gran parte de Santiago, el viernes no fue un día habitual, pero para estos químicos fue como cualquier otro. “En este sector no pasaba nada, fue un día casi normal”, recuerda Soto. Cerraron la farmacia a las 19:00 horas y cuando llegaron a su casa y prendieron la televisión, se dieron cuenta de que no era un día común. Por seguridad y considerando que Cáceres está embarazada, decidieron bajar la cortina el sábado.

El día comenzó tranquilamente, pero en la tarde, mientras Soto veía las noticias, comenzó a sentir desesperación. El punto de inflexión fue enterarse de que las dos bombas de bencina cercanas a su local habían sufrido daños: una quemada y la otra saqueada.

El domingo temprano se trasladó hasta la tienda, y al comprobar que estaba todo bien sacó algunas cosas de primera necesidad y volvió a reunirse con su familia. “Lo que está pasando en el país y los reclamos que se están haciendo son totalmente legítimos y estoy de acuerdo con ellos”, afirma, pero agrega que “no porque el gran empresariado nos robe nosotros vamos a hacer lo mismo”.

La llamada que cambió todo

A las tres de la tarde del domingo, sonó el teléfono. Era el guardia de los locales aledaños, quien le informó que habían irrumpido en la farmacia. “Ahí explotamos en llanto con mi señora, porque esto es casi nuestra única fuente de ingresos, es la estabilidad de mi familia”, lamenta.

Media hora más tarde, junto a su familia y amigos, fue a constatar los daños. Cuando llegó, vio que la entrada principal estaba completamente destrozada, que los estantes y productos estaban en el suelo y que faltaba parte importante del mobiliario y medicamentos. “Era una batalla campal”, recuerda Soto.

Dice que le llamó la atención la violencia de las personas, pero también la falta de carabineros y Ejército. “Me marcó la crudeza de la gente que pasaba por afuera, que incluso se burlaba”.

Al grupo que lo acompañaba se sumaron vecinos del sector, que lo ayudaron a recoger escombros, ordenar lo que quedaba y limpiar. Entre los productos robados había computadores, un televisor, dos transbank, un servicio de balanza gratuito, medicamentos, productos naturales y artículos de aseo. Los dueños estiman que las pérdidas superan los $ 10 millones.

Esta cifra se suma a las deudas del matrimonio, ya que para montar la farmacia ambos habían pedido créditos, que sumados alcanzan los $ 30 millones, además del saldo del crédito hipotecario. “Soy simplemente un farmacéutico que se endeudó para poder tener lo que tiene”, afirma el emprendedor.

Antes de irse del local, el dueño se llevó todo lo que quedaba, pues “ya no confiaba en nadie”. “Lo que más me duele es que me siento violentado, esta gente no valora que somos independientes, que tenemos un solo local”, lamenta el farmacéutico.

El domingo estaba convencido de que había quebrado, al día siguiente todo cambió. Tras conversar con su familia, decidió volver a levantarse. “Yo no me puedo quedar en la casa, tengo dos hijas y un hijo en camino. Voy a luchar todo lo que pueda para levantarla”.

Con la cabeza en alto

El miércoles y el jueves abrieron de 9:30 a las 14:00 horas, y la recepción ha sido positiva. En un día común, Farmacias Panul vende unos $ 500 mil, y los dos medios días tras el saqueo han facturado $ 250 mil cada día. Ventas que Soto atribuye a que la gente buscaba desesperadamente abastecerse y que varios locales de las grandes cadenas estaban cerrados.

Para enfrentar la contingencia podrán en marcha una serie de medidas, por ejemplo, vender medicamentos en sobre stock a precio de genéricos. Con los ingresos de la semana, realizarán un nuevo pedido para responder a la demanda y así hasta lograr un equilibrio. “Llevo poco tiempo funcionando como para estimar cuándo me recuperaré, pero va a ser de a poco, en función de lo que podamos”.

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