Reportajes

Carlos Correa: “Si Piñera no se sobreexpone, las cosas andarán mejor”

Para el académico de la UDP, consultor y subdirector de la SECOM en el último Gobierno de Bachelet, luego de la crisis sanitaria “habrá un replanteamiento de la posición de las empresas con las personas”.

Por: Rocío Montes | Publicado: Viernes 27 de marzo de 2020 a las 04:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

El subdirector de la Secretaría de Comunicaciones (Secom) del segundo Gobierno de Michelle Bachelet, Carlos Correa, como académico de la UDP y consultor, analiza en detalle los movimientos de La Moneda y de los principales dirigentes en el marco de la crisis sanitaria del coronavirus. En esta entrevista que se realiza por teléfono, dadas las circunstancias, considera que "a lo largo de los días el Gobierno se ha ido ordenando" y que "eligió el modelo de comunicaciones alemán".

Imagen foto_00000003

­–¿Usted cree?

–En el modelo alemán, Angela Merkel da las líneas estratégicas y después los ministros sectoriales hacen las bajadas. En los primeros días de la crisis sanitaria, el Presidente pecó de los errores que comete siempre: sobreexposición. Hizo una rueda de entrevistas a canales de televisión que no fue afortunada. Pero pienso que esa etapa está superada y que, por lo menos por lo que he visto en los últimos días, se está dando en el tono. Salvo, claro, por el modo en que el ministro Mañalich comunicó la cuarentena en siete comunas.

–Ha sido criticado por algunos sectores el ministro...

–El anuncio del miércoles fue una prueba de sus problemas de comunicación. Una medida correcta desató pánico, porque no fue liberada al mismo tiempo la minuta que explicaba que el abastecimiento iba a estar asegurado. Mañalich es un ministro que, técnicamente, es muy preparado. De hecho, sus predicciones se han ido cumpliendo. Está fuera de toda duda que el tipo es capaz, pero tiene un problema serio para comunicar. A veces termina peleando y se ve como una persona prepotente, dueño de la verdad absoluta. El gobierno necesita otro comunicador o comunicadora que le hable a las personas, que sea capaz de ser empático. Lo complementaría con un segundo vocero o vocera mucho más humano.

–Volviendo al Presidente: pasó de 12 a 18 puntos en la última Cadem.

–Cuando hay tragedias de este tipo –como una pandemia o un terremoto– ocurre lo que el politólogo americano John Mueller llamó 'rally around the flag', donde la gente se une en una causa y aumenta el apoyo a los gobernantes. Ese fenómeno se observó claramente en 2001 con Bush, luego del atentado de las Torres Gemelas. En el marco del coronavirus, en general los gobernantes han subido su aprobación. Un caso emblemático –aunque no tenía el rechazo de Piñera– ha sido Macron. Pero no es hora de cantar victoria. Yo le recomendaría al gobierno que fuera cauto en ser optimista respecto a estas cifras, todavía queda mucho.

–Piñera parece cómodo con los temas de gestión, a diferencia de lo que le ocurrió con el 18-O. Fue el presidente de los mineros...

–Pero debemos recordar que, en el caso de los mineros, Piñera no pudo aprovechar la popularidad que ganó porque se sobreexpuso. En este caso la clave ha sido que, al menos en los últimos días, no ha abusado de la exposición y ha estado solamente en ciertos temas. La cadena que hizo me pareció bien, correcta y ha dejado las vocerías técnicas y la gestión a sus ministros y ministras. Si Piñera no se sobreexpone, las cosas andarán mejor, aunque puede que le cueste.

–¿Cuánto se juega Piñera en el manejo de esta crisis?

–Esta crisis sanitaria representa una pausa en el conflicto social. En el conflicto social lo que veíamos era que el gobierno no encontraba el tono, se desmoronaba y llegaba a niveles de popularidad de los más bajos de la historia de la democracia. Incluso pocos días antes de que estallara el coronavirus, la discusión era si se acusaba constitucionalmente o no al ministro Blumel o si el Presidente tenía capacidad para seguir gobernando o no. Era la conversación. Evidentemente, todo eso quedó sepultado bajo el coronavirus. Por lo tanto, este episodio es una pausa y si el gobierno maneja bien, sin sobreexposición y con el criterio de mesura que se ha visto hasta ahora, podría aprovecharlo. Pero todavía es muy temprano para evaluar, porque tampoco sabemos cuál será la evolución del coronavirus. Además, el gobierno tendrá otra tarea muy compleja: administrar la crisis económica que se nos va a venir encima.

–¿Qué le parece la configuración de la mesa social por el coronavirus con actores críticos como el Colegio Médico?

–Fue una decisión política correcta: resulta mejor tener al Colegio Médico adentro de la mesa, que tenerlos fuera disparando. Dialogar siempre hace bien, sobre todo cuando no se apunta a la gente para imponerle posiciones. En eso también hay un cambio de criterio respecto del 18 de octubre.

–¿Qué le parece la figura de Izkia Siches, la presidenta del gremio? Tiene un 66% de respaldo, de acuerdo a la misma CADEM.

–Ha ejercido el liderazgo que tiene de una manera responsable y no se ha enamorado del personaje, por decirlo de alguna manera. Fue efectiva en bajar la temperatura de la calle y con su llamado, de alguna forma, Izkia Siches le resolvió al gobierno el problema del orden público. Me parece que lo que hizo luego la derecha, de atacarla por redes sociales, fue de poca gratitud. El papel republicano de la presidenta del Colegio Médico es algo que el oficialismo debería aplaudir.

–El sector privado... ¿ha estado a la altura de las circunstancias?

–Una de las cosas que va a pasar con esta crisis es que habrá un replanteamiento de la posición de las empresas con las personas. Zizek ha dicho que incluso amenaza al capitalismo como tal, porque después de esto la gente va a confiar más en el Estado y va a preferir sus soluciones a problemas como las pandemias, que el mercado no es capaz de resolver. Para que se produzca o no la hipótesis de Zizek, será importante observar cómo se comportan las empresas. Es decir, que efectivamente sean capaces de entender lo que les pasa a los clientes. Si un cliente no puede pagar por diversas razones, la empresa debería tener mecanismos para dar facilidades. Si la empresa no puede prestar el servicio debido a las condiciones en que está, compensar al cliente. De no hacerlo, a la larga la gente va a castigar la reputación de las empresas y se puede producir un gran cuestionamiento general al mundo privado.

–¿Es populismo el anuncio de el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, de rebajar el sueldo de ministros o es una medida acorde a la actual crisis?

–Lo que planteó Briones a sus colegas es un "desde".

Lo más leído