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Responsabilidad social de los negocios, ¡con ganancias!

Anna Richter Consejera y Encargada Asuntos Económicos, Científicos y Tecnológicos y de Cooperación, Embajada de Alemania

Por: Anna Richter | Publicado: Jueves 15 de octubre de 2020 a las 04:00 hrs.
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Anna Richter

Uno se siente cada vez más un hereje al manifestar algo positivo sobre el pensamiento y trabajo del Premio Nobel de Economía Milton Friedman. A Friedman se le condena como el supuesto padrino espiritual del “neoliberalismo sin corazón”, y su filosofía del individuo libre que maximiza su beneficio es malinterpretada como una ciega búsqueda de beneficios.

¿Malinterpretada? ¡Así es! El siguiente -y sorprendentemente poco conocido – párrafo de “Capitalismo y Libertad” de Friedman debería proporcionar claridad al respecto:

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“Los intereses de los que hablo no son simplemente mezquinos intereses egoístas; por el contrario, incluyen toda la gama de valores apreciados por los seres humanos y por los que están dispuestos a gastar su fortuna y sacrificar sus vidas(…) Quienes dedican tiempo y esfuerzo a las más diversas actividades caritativas, educativas y religiosas. Es obvio que tales intereses ocupan un lugar importante sólo para unos pocos. Sin embargo, es la virtud de una sociedad libre que igualmente le conceda la mayor libertad de acción a estos intereses y no los subordine a los estrechos intereses materialistas que dominan la vida de la mayoría de la humanidad. Es precisamente por esta razón que las sociedades capitalistas son menos materialistas que las sociedades colectivistas.”

Si este actuar, según Friedman, maximiza el provecho propio, sería de suponer que lo mismo debiera ser el caso al contabilizar el bien de los trabajadores, proveedores, clientes o de la sociedad en general.

Sin embargo, lo que Friedman pone claramente de relieve en el capitalismo y la libertad, se pierde en su famoso artículo “La responsabilidad social de los negocios es aumentar sus ganancias”. Friedman aquí juzga duramente a los ejecutivos que pretenden “mejorar el mundo”:

“Los hombres de negocios creen que están defendiendo la libre empresa cuando proclaman que el negocio no se relaciona ‘solamente’ con las ganancias sino también con la promoción de fines ‘sociales’ deseables; que los negocios tienen una ‘conciencia social’ y toman en serio su responsabilidad de proveer empleo, eliminar la discriminación, evitar la polución y cualquier otro lema de la generación contemporánea de reformistas. En efecto, ellos están (o estarían, si ellos o alguien más los tomara en serio) predicando el socialismo puro y sin adulteración. Los hombres de negocios que hablan de este modo son marionetas inconscientes de las fuerzas intelectuales que han estado socavando las bases de una sociedad libre durante estas pasadas décadas.”

¿Pero qué ocurre si las medidas de RSE condenadas por Friedman generan utilidades? La maximización de las ganancias debe ser pensada a largo plazo. ¿Y cómo se cuantifica el valor de la paz social? No se puede sobreestimar. Es algo que pareciera tan obvio que, para no economistas, la pregunta podría incluso parecer extraña.

Teniendo en cuenta el actual espíritu de la época, todo ejecutivo a quien le sea posible aquello, haría bien en tomar medidas unificadoras, porque gran parte de los stakeholders relevantes parece ver maximizados sus beneficios gracias a ellas. Y sin la satisfacción de los stakeholders, no se pueden generar ganancias. Pareciera ser –¡oh milagro!– que los ejecutivos cumplen con su obligación de optimizar los valores accionariales precisamente tomando medidas inclusivas.

¿Qué diría Friedman? Quizás: “Es la virtud de una sociedad libre que igualmente le conceda la mayor libertad de acción a estos intereses y no los subordine a los estrechos intereses materialistas que dominan la vida de la mayoría de la humanidad”.

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