Pilita Clark

El edadismo en el trabajo es ridículo y no tiene sentido comercial

Por: Pilita Clark | Publicado: Lunes 16 de septiembre de 2019 a las 04:00 hrs.
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¿Ha visto la última lista global de los principales 60 emprendedores mayores de 60 años? ¿Sabe algo de los mejores novelistas mayores de 50 años? ¿O del ganador del premio científico a mayores? ¿No? Eso no es sorprendente. Estas categorías casi no existen.

Sin embargo, si desea conocer a 30 empresarios menores de 30 años, no tiene que buscar más allá de Forbes y su lista anual de jóvenes pioneros. Para los 40 empresarios menores de 40 años, lea Fortune. Las listas de los mejores novelistas jóvenes han existido durante más de 30 años. Los premios para los jóvenes científicos son distribuidos por todos, desde Google hasta la Unión Europea.

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Está bien reconocer los logros juveniles. Los jóvenes, que comienzan su vida laboral en la economía gig cargados con una deuda estudiantil explosiva y con arriendos cada vez más altos, necesitan toda la ayuda que les podamos dar. Debemos inspirarlos para que logren sus metas y sus éxitos deben celebrarse. Pero lo mismo debería aplicarse a las personas mayores.

Por un lado, se espera que los empleados mayores sigan cojeando a diario a sus trabajos a medida que se desvanecen las generosas pensiones de las empresas y aumenta la edad de jubilación junto con su esperanza de vida. Además, si los trabajadores mayores de 50 años no retienen un empleo remunerado, la OCDE calcula que el número de personas que necesitarán ser apoyados podría aumentar cerca de 40% en los países ricos entre ahora y 2050. Los efectos sobre el nivel de vida y las finanzas públicas serían sombríos. Por lo tanto, tiene sentido reconocer a esta cohorte gris y darles algo a lo que sus integrantes pueden aspirar.

A menudo, esta responsabilidad de reconocer a los empleados mayores cae sobre el Estado y los resultados, me temo, son mixtos. Como residente de Londres, puedo esperar un pase de micro gratuito una vez que cumpla 60 años, lo cual es excelente. En lugares como mi Australia natal, cumplir 50 años trae un regalo de cumpleaños gubernamental menos alentador: un paquete en el correo con una prueba gratuita para cáncer de colon.

Tengo que admitir que siempre pensé que el emprendimiento era un sector dominado por los jóvenes. No lo es. De hecho, las personas mayores han estado comenzando nuevos negocios a un ritmo más alto que los veinte y treintañeros en EEUU durante años. Y tienden a ser más exitosos, incluso en el sector tecnológico. Un estudio extenso realizado el año pasado en EEUU mostró que, entre las nuevas compañías tecnológicas de más rápido crecimiento, el fundador promedio tenía 45 años cuando se lanzaron. Las probabilidades de un gran éxito es casi el doble para un empresario de 50 años que para uno de 30. Sin embargo, ¿quién recibe una porción desproporcionada de capital de riesgo? Los jóvenes.

Esto podría ser una decisión inteligente: las personas más jóvenes suelen ser más pobres, por lo que los inversionistas podrían favorecerlos con la esperanza de obtener una mayor participación en su negocio. O podría ser que los inversionistas han sido influenciados por esas listas de Forbes y el mito del genio del joven fundador. Dicho de otra manera, han caído en el edadismo.

Han pasado sólo 12 años desde que el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, dijo en un evento en la Universidad de Stanford que "los jóvenes son simplemente más inteligentes". Tenía 22 años en ese momento, pero aún así. Imagine si reemplazara la palabra "jóvenes" en esa oración con "personas de raza blanca" u "hombres".

El edadismo es doblemente molesto considerando el estado actual de las personas mayores de 60 años. Tienen un nivel de educación más alto que sus antepasados y son considerablemente más perdurables. Un estadounidense de 65 años tiene el mismo riesgo de enfermarse horriblemente o morir que alguien de unos 50 años hace una generación. Los trabajadores mayores pueden ser más caros, pero los expertos dicen que superan a los más jóvenes en casi todas las medidas de desempeño laboral. Son más conscientes, menos ausentes y tienen mejores habilidades sociales.

Además se quedan en las empresas. Los trabajadores estadounidenses en el grupo de edad de 55 a 64 años permanecen en la misma compañía más del triple del tiempo que los que tienen entre 25 y 34 años. Por lo tanto, es un error pensar que la inversión en los jóvenes se compensará con una tenencia más larga.

Sin embargo, las empresas que se jactan de su compromiso con la diversidad reservan becas internas y otras oportunidades para impulsar las carreras de los jóvenes. O llenan las secciones de carreras en sus sitios web con imágenes de jóvenes brillantes que transmiten un mensaje inconfundible sobre la edad preferida de los empleados.

Esto debe cambiar. Encontrar formas de mantener feliz a las personas mayores durante más tiempo ayuda a todos, no sólo a aquellos que han descubierto que envejecer es lo único que, con suerte, nos sucede a todos.

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