Pilita Clark

El bienestar corporativo no es un sustituto de la buena gestión

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Por: Pilita Clark | Publicado: Lunes 30 de abril de 2018 a las 04:00 hrs.
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Por lo que sé, el FT nunca ha sido dirigido por un devoto de la meditación trascendental. Tampoco parece tener ningún gerente que piense que la mejor manera de solucionar una disputa en la oficina es pedirles a todos que se sienten en círculo para resolverla.

No creo que esto cambie a corto plazo, pero en otros lugares, la meditación, los mantras y el movimiento de atención plena parecen estar penetrando en el mundo corporativo a un ritmo sorprendente. Los programas de atención plena ahora han surgido en todas partes desde Google e Intel hasta Target y General Mills. Ray Dalio, el fundador multimillonario de Bridgewater, el fondo de cobertura más grande del mundo, ha estado meditando a diario durante más de 40 años. Él alienta a su personal a hacer lo mismo y piensa que la meditación es “el mayor ingrediente” de su éxito.

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El director ejecutivo de LinkedIn, Jeff Weiner (otro entusiasta de la meditación), cree en la “gestión compasiva”, la cual es una guía para sus políticas de contratación. Salesforce, el grupo de software en la nube de EEUU invita a monjes budistas zen a hablar con el personal y ha creado espacios de meditación en sus edificios. ¿Y sentarse en círculo? Así es cómo se resuelven los problemas en Decurion Corporation, una compañía de bienes raíces de Los Ángeles, según un libro de Leah Weiss, gurú de la conciencia plena (mindfulness) corporativa. Ella enseña “liderazgo compasivo” en la Escuela de Posgrado de Negocios de la Universidad de Stanford y el título de su libro resume bastante bien sus pensamientos: “How We Work: Live Your Purpose, Reclaim Your Sanity, and Embrace the Daily Grind” (Cómo trabajamos: Vive tu propósito, recupera tu cordura y acoge la rutina diaria).

Weiss piensa que puedes encontrar sentido y felicidad en el trabajo desarrollando tu sentido de propósito y acogiendo las prácticas de conciencia plena. Admito que abrí el libro con una sensación de temor. Cada vez que leo sobre cómo encontrar un propósito en el trabajo, pienso en una amiga mía que era funcionaria pública en EEUU. Ella solía tener dos notas pegadas en la pantalla de su computadora. Una decía “seguro médico” y la otra “dividendo”. No tenía el peor trabajo del mundo, pero, como muchos otros trabajadores, tampoco esperaba demasiado de su empleo, lo cual me parece perfectamente razonable.

Sin embargo, tengo algunos amigos muy inteligentes que creen firmemente en la meditación y la conciencia plena. Esto claramente funciona para ellos y parece tonto burlarse de cualquier cosa que alivia el estrés de la vida laboral.

Sin embargo, había algo en el libro de Weiss que no dejaba de molestarme. No fue hasta que leí otro libro nuevo, por otro profesor de la escuela de negocios de Stanford, que me di cuenta de lo que era. El libro de Jeffrey Pfeffer, “Dying for a Paycheck” (Muriendo por un sueldo), argumenta que los trabajos de oficina de cuello blanco se han vuelto tan estresantes que pueden ser tan poco saludables como el trabajo manual. La “contaminación social” de los empleadores tóxicos que imponen largas horas, horarios de trabajo impredecibles, despidos implacables y otros malos tratos en su personal significa que hay cada vez más trabajadores reventados y estresados necesitando los servicios de nuestros ya sobrecargados sistemas de salud y bienestar público.

Pfeffer ofrece una lista de soluciones, comenzando con un llamado a evaluar y medir el efecto de los trabajos poco saludables y revelar a quienes infringen las normas. Una cosa que él no sugiere es más meditación, ¿y por qué lo haría? Por un lado, ésta no hace nada para alterar la causa subyacente del estrés: la mala gestión. Además, desplaza convenientemente la carga del bienestar del empleador, que está causando el estrés, al empleado que está intentando lidiar con el estrés. Peor aún, permite que empleadores actúen como si estuvieran cuidando a sus empleados, cuando en realidad los están lastimando con malas prácticas de gestión.

Pensemos en Aetna, el grupo de seguro de salud de EEUU. Después de que su director ejecutivo tuvo sus propios problemas de salud, comenzó a centrarse más en el bienestar de los empleados, aumentando los salarios, mejorando su plan médico personal y ofreciendo, inevitablemente, programas de conciencia plena. Sin embargo, como señala Pfeffer, Aetna también ha reducido su plantilla con ofertas de jubilación anticipada o despidos, a pesar de que se sabe que estos últimos son muy perjudiciales para la salud de las personas. Estoy segura de que no es la única compañía en hacerlo.

Así que la próxima vez que lea sobre una compañía que ofrece salas de meditación y programas de conciencia plena, en lugar de aplaudir, pregúntese: ¿La compañía realmente está interesada en el bienestar de sus trabajadores? ¿O simplemente está pretendiendo estarlo?”.

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