Padre Hugo Tagle

Vejez soñada

Padre Hugo Tagle En twitter: @hugotagle

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 5 de agosto de 2019 a las 04:00 hrs.
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El tema de las pensiones seguirá copando la agenda. Cuesta encontrar un acuerdo. En fin, a la espera de que se dé una solución y se encuentre el dinero necesario para hacer más llevadera la vejez chilena –porque de eso se trata–, un par de reflexiones sobre esa tercera y cuarta edad.

Estamos viviendo más. El mundo occidental, Chile incluido, ha logrado torcerle la mano a la muerte y arrebatarle una buena cantidad de años. La media de vida ha subido holgadamente sobre los 70 años. Encontrarse con personas de 80 años y más “como tuna”, es algo ya normal. Seguro usted mismo, entre sus familiares, tendrá más de un pariente mayor de 80 que alardea de buena salud.

Pero no ha sido gratis. Hemos mejorado la dieta, se combate el cigarro, el exceso de alcohol y el sedentarismo. Se hace algo más de deporte. En fin, todo apunta a ganarle años a la vida y proyectarse en forma realista para vivir más. Y mejor. El punto es dar vida a esos años y que no se transformen en un pesado “batallar por sobrevivir”.

Mejor una vida intensa y feliz, antes que aletargada por interminables visitas médicas, baterías de remedios y cuidados que sólo ahogan los pocos años extra que se nos pueda regalar. Me ha tocado llamar la atención a más de una persona por “no dejar vivir” a sus padres ancianos, prohibiéndoles de todo, con un régimen de vida carcelario. Mejor un par de años menos, pero felices.

Felicito aquí a las municipalidades que han dedicado tiempo, personal y dinero a ofrecer a sus adultos mayores lugares de esparcimiento, cultura y diversión. Hay decenas de buenos programas para que la vejez en Chile no sea un aburrimiento y letargo cansino, sino un tiempo de crecimiento, sociabilización, amistad y, porque no, aprendizaje. Siempre se puede aprender más.

“Los niños y los ancianos construyen el futuro de los pueblos. Los niños porque llevarán adelante la historia, los ancianos porque transmiten la experiencia y la sabiduría de su vida. Este diálogo entre las generaciones es un tesoro que tenemos que preservar y alimentar”, dice el Papa Francisco.

Me llama la atención la importancia que han adquirido los abuelos en las nuevas generaciones. Quizá justamente porque ahora los abuelos son más joviales, cercanos y descomplicados. “Los abuelos -dice el Papa- son testimonio de sabiduría, paz y serenidad, necesaria para el mundo de hoy”.

Hay que pedir a Dios el don de envejecer con sabiduría y dignidad. “¡Que sea como el buen vino, que cuando envejece mejora!”, dice el Papa. Que no sea un sueño: que sea realidad eso de una vejez soñada.

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