Padre Hugo Tagle

Terremoto en Italia

En twitter: @hugotagle

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 29 de agosto de 2016 a las 04:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

Padre Hugo Tagle

Padre Hugo Tagle

Devastadoras las imágenes que nos llegan de Italia. Los terremotos nos recuerdan cuán frágil es el planeta Tierra y cuan dependientes somos unos de otros. Las distancias se han acortado y lo que sucede al otro lado del globo, repercute de inmediato en este rincón. Surge la legítima pregunta ¿por qué Dios hizo un mundo tan endeble, tan frágil, tan delicado? Pero, la verdad, la pregunta es otra ¿Cómo, a pesar de la fragilidad de la tierra, es posible la vida? En efecto, ante cada catástrofe natural debemos recordar que la vida es un gran regalo y un enorme misterio. La vida humana es un gran milagro en todo el universo conocido. Aún no encontramos vida similar a la nuestra por lo que somos una absoluta excepción, misteriosa y maravillosa.

La fragilidad de la tierra, que se nos revela brutal y desafiante en volcanes, terremotos y maremotos, nos debe llevar a fortalecer los lazos de fraternidad, solidaridad y mutuo afecto. Ello nos invita a crecer en conciencia de corresponsabilidad pero, a su vez en humildad, reconociendo nuestra dependencia del Creador.

El próximo sábado 3 de septiembre, la Iglesia de Santiago invitó a una gran manifestación por la vida, para crecer en esa misma conciencia de amor a la vida, de agradecimiento por ella y de responsabilidad por los más débiles. Que todos nuestros esfuerzos se destinen a protegerla, cuidarla, salvarla. Las redes nos han inundado de fotos de rescates de víctimas del terremoto en Italia. Gestos heroicos, en que se arriesga la vida de los rescatistas con tal de salvar la de un inocente ¿No debería ser esa la actitud constante de toda sociedad? ¿No deberíamos destinar nuestros mejores esfuerzos por hacer “todo lo posible” por salvar una vida, aunque se encuentre en una situación de casi absoluta “inviabilidad”? Se destinaron ¡10 horas! y más de ¡50 bomberos! para sacar a una niña de entre los escombros en un pueblo italiano. Se la daba, con justa razón, por muerta. Pero pudo más la tenacidad, la convicción de que la vida de toda persona, por débil que sea, es lo prioritario. Que todo esfuerzo por salvarla se hará poco.

Las noticias nos golpean diariamente con imágenes y relatos de atropello a la vida. Pero también con ejemplos de una gran entrega y esfuerzo por salvarla. Esa debe ser la tónica y la convicción profunda que anime nuestra convivencia diaria, nuestra forma de entender la sociedad: proteger y salvar la vida desde su concepción hasta su ocaso natural. No perdamos la oportunidad de dar un sí fuerte y convencido a la vida.

Lo más leído