Padre Hugo Tagle

Talento perdido

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Martes 11 de octubre de 2016 a las 04:00 hrs.
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Cifras dadas a conocer la semana pasada sobre la inactividad juvenil en Chile son preocupantes. Si bien ha disminuido la "generación NiNi", jóvenes que no trabajan ni estudian, así y todo, el porcentaje sigue siendo alto. De los más altos en la OCDE.

Tras alcanzar un 23 % en 2009, la tasa de Nini retrocedió a 19 % en 2013; lo que aún es alto comparado con el promedio OCDE de 16 % (2013). Las cifras son de hace dos años, pero podemos suponer que se mantiene estable. En 2013, solo el 26% de los jóvenes que no estudian ni trabajan buscaba empleo, en comparación con el promedio de la OCDE de 44%.

Y no se trata de flojera ni desidia. Abunda la decepción y desencanto juvenil ante el mundo laboral: malos sueldos, pocos incentivos, cargas de trabajo excesivas. Otro tanto ante las posibilidades de estudio. Son muchos los que se ven obligados a trabajar apenas terminan el colegio. Lo hacen mal, dado que no cuentan con buenas herramientas ni experiencia y luego, cuando quieren comenzar un estudio superior, no logran subirse al carro académico con facilidad. Van quedando rezagados, han perdido la práctica y surgen las frustraciones por lo mismo. No es flojera ni falta de energías. Es la sensación de abuso que los lleva a desistirse ante la posibilidad de trabajar. El mundo laboral debe mejorar su atractivo, ser más flexible, inclusivo y estimulante. Otro tanto los estudios superiores. La tendencia mundial es a acomodar los ritmos de estudio a este nuevo perfil de alumnos que busca combinar estudio y trabajo. Aún estamos lejos de ello.
Buena parte del ocio juvenil tiene que ver con la falta de incentivos y despreocupación del mundo adulto ante este segmento clave en el futuro del país.

Hay signos positivos y esperanzadores. Como dice el mismo estudio: "Chile es uno de los pocos países de la OCDE que no sólo evitó pérdidas de puestos de trabajo, sino que incluso incrementó su tasa de empleo entre el mundo juvenil desde el inicio de la crisis de 2007-08. El empleo juvenil aumentó. Algo bueno. Pero, seguimos siendo el país con mayor juventud ociosa de todo ese grupo.

Nos escandalizamos, con justa razón, ante el abandono en que se encuentran muchos niños en los hogares del Sename. Aquí hay una realidad igualmente preocupante, con un enorme número de jóvenes al borde del camino, sin posibilidades reales de subirse al carro del desarrollo. El mundo adulto, los gremios educacionales y empresariales deben aumentar la oferta, presentar más posibilidades y hacer de éste un tema país relevante. Los jóvenes no pueden esperar.

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