Padre Hugo Tagle

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Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 7 de septiembre de 2020 a las 04:00 hrs.
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El pasado 22 de agosto fue el día del “sobregiro de la tierra”, o “Earth Overshoot Day”, en inglés. Hasta ahí, consumimos los recursos naturales producidos por el planeta en 2020 y comenzamos a consumir los de 2021. Como premio de consuelo, hay que decir que estuvimos mejor que en años anteriores. Gracias a los cierres y cuarentenas a causa del Covid-19, la explotación se redujo en un 9,3%.

Tuvimos mejor aire en todas las grandes ciudades. Pero muy lejos de lograr niveles de explotación razonables que le den un respiro al planeta y, lo más importante, nos permitan seguir viviendo aquí por mucho tiempo más. Como lo dijo el Papa Francisco en su profética encíclica Laudato Si: “El ritmo de consumo, de desperdicio y de alteración del medio ambiente ha superado las posibilidades del planeta, de tal manera que el estilo de vida actual, por ser insostenible, sólo puede terminar en catástrofes, como de hecho ya está ocurriendo periódicamente en diversas regiones”.

En efecto, de seguir así, en 2050 consumiremos el doble de lo que produce la Tierra. Hemos exprimido la tierra como una naranja. Y no hay planeta de recambio. Los seres inteligentes no destruyen el entorno en el cual viven.

Algunas medidas tomadas para frenar el coronavirus perfectamente pueden continuar. Desde apostar por menor uso de automóviles, optimización de viajes y menor uso de energía, hasta sustitución de hidrocarburos por energías limpias. Caímos en la cuenta de que no necesitamos tantas cosas para vivir. Podemos hacer ahorros considerables.

El Papa Francisco invitó a hacer de septiembre un “tiempo de la Creación”, hasta el 4 de octubre, día de San Francisco. Un mes para tomar conciencia de que la Tierra nos necesita y nosotros a ella. El Covid-19 ha revelado la profunda interconexión mundial. No estamos aislados unos de otros, sólo siendo solidarios abordaremos los desafíos que implican la salud y el bienestar humanos. La pandemia nos ha obliga a ello. Y esto es tanto más urgente considerando la devastación ambiental y el cambio climático.

“Hoy la voz de la creación nos urge, alarmada, a regresar al lugar correcto en el orden natural, a recordar que somos parte, no dueños, de la red interconectada de la vida”, nos dice el Papa.

Pero hay esperanza. El mismo Papa Francisco señala: “Nos alegramos de que las comunidades de creyentes se estén uniendo para crear un mundo más justo, pacífico y sostenible”. Hacer del mundo una casa amable, respetando su armonía y belleza, no sólo nos regalará paz, justicia y bienestar: nos regalará también vida.

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