Padre Hugo Tagle

post verdad

Padre Hugo Tagle En twitter: @hugotagle P

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 12 de diciembre de 2016 a las 04:00 hrs.
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Anualmente, el Diccionario Oxford elige una palabra que refleja las tendencias o cambios más importantes del año. El término escogido en esta oportunidad es “post-truth” y se refiere a “circunstancias en las que los hechos objetivos tienen menor influencia en la formación de la opinión pública que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal”, como lo dice el mismo diccionario. El término no es nuevo, pero ha crecido a raíz del explosivo aumento de las redes sociales como camino para compartir información. O, peor aún, para adaptarla a los propósitos del informante.

Y ese es el punto, ¿qué es la verdad? La pregunta que hace Pilato a Jesús antes de entregarlo a sus verdugos adquiere hoy renovada actualidad. Más que el hecho en sí, es lo que se nos diga de él y el cómo lo compartimos lo que finalmente adquiere relevancia. Las apariencias pasan a ser más importantes que la materia, el envoltorio más que el contenido, el chisme más que el dato cierto. Las cifras, de suyo inobjetables, pueden llegar a ser tan relativas como la forma de presentarlas. Una ácida muestra de lo relativo de estas últimas la ilustra Nicanor Parra en su poema Dos Panes: “Hay dos panes. Usted se come dos. Yo ninguno. Consumo promedio: un pan por persona”. Tristemente incuestionable.

El lenguaje crea realidad. Hoy, la realidad se ve coaptada por las palabras con las que se describe. Las redes sociales, con todas sus bondades, nos inundan con medias verdades, chismes, comentarios, opiniones personales, que adquieren tanta y mayor relevancia que el hecho mismo. Moldeamos la realidad a nuestro antojo y terminamos creyendo que eso es “la verdad”. Ya se ha citado como efecto de esa suma de ilusiones el triunfo del Brexit en Inglaterra o del No en Colombia en relación a las Farc. Se construyó una ilusión de triunfo que finalmente fue derrotada por la “realidad real”. Ni las imágenes se salvan. Hoy se pueden trucar y regalar una apariencia de verdad difícil de contrastar. ¿Cuál es el antídoto? Doble: por una parte, medios de comunicación más inquisitivos, diversos, que obliguen a una sana competencia donde la triunfadora será la verdad. Pero a su vez, “fomentar la verdad“ y ahí los cristianos tienen mucho que decir. El promover lo bueno, no hacerse parte de chismes; no ser carbonero o pájaro de mal agüero, es un imperativo del tiempo. El hombre de fe “crea realidad” positiva, aunque todo camine o se vea mal. Que la post verdad de este tiempo sea a partir de lo bueno, lo constructivo. Hace bien para el alma.

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