Padre Hugo Tagle

Compradores de humo

En twitter: @hugotagle

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 17 de octubre de 2016 a las 04:00 hrs.
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Se han escrito todo tipo de diagnósticos y perfiles psicológicos de los actores en las estafas más sonadas de este último tiempo. Cito solo algunos: Jadue, Chang, Garay. Y la lista es larga, pero el resto se pierde en los recovecos de casos judiciales inconclusos en que, mientras no haya sentencia definitiva, juegan a su favor el principio de inocencia, por modesto que sea.

Titulé esta columna "compradores de humo" ya que, en esto de los desfalcos millonarios es casi más culpable quien alimenta al "vendedor de humo" que quien lo vende. En efecto, "la culpa no es del chancho, sino de quien le da el afrecho". En una sociedad exitista, mal acostumbrada a las ganancias fáciles, a jugar al "winner", personajes como estos son alimentados artificialmente y crecen sin problemas en medio de halagos, eventos millonarios, muchas luces y micrófonos; dando zarpazos a los más incautos y codiciosos.

Pero saquemos algunas lecciones. El mundo de las finanzas debe ser más acucioso y riguroso en su fiscalización. Es claro que "el modelo" tiene muchos vacíos que los inescrupulosos saben aprovechar bien. El gran patrimonio del mundo comercial es la confianza. Y es por donde finalmente ha hecho agua. "Al capitalismo hay que cuidarlo de los capitalistas", escuché de un comentarista. En efecto, quienes se las dan de más osados y arriesgados; quienes venden ganancias tan jugosas como turbias, terminan jugando contra el sistema y haciendo daño a la confianza pública. Todos perdemos.

El demonio contra "el sistema económico" no viene de afuera, de los sectores estatistas o "de la izquierda". El peor veneno ha venido de adentro mismo, de los iguales, de quienes manejan parte de los hilos del entramado comercial. Y terminan pagando justos por pecadores. "El modelo" no necesita detractores. Los ha producido y alimentado él mismo.

Abusos y estafas como las que han saltado a la prensa han existido siempre. El punto es agudizar los medios para penalizarlos y evitarlos. Ejemplos abundan en legislaciones de otros países.

Los cristianos y hombres de fe debemos ser especialmente rigurosos en materias económicas. Ahí se juega buena parte de la fe que decimos profesar. Quien es creyente, debe ser muy escrupuloso en el pago de sus impuestos, contribuciones, cotizaciones previsionales, sueldos justos y un largo etcétera. Quien es creyente, se juega la vida en esto. Y no es broma. Se nos pedirá cuentas de la honesta administración de los bienes. Solo tenemos esta vida para hacerlo bien. La otra, será para dar cuentas de ello.

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