Padre Hugo Tagle

Chilenos poco amigos

Padre Hugo Tagle En twitter: @hugotagle

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 21 de noviembre de 2016 a las 04:00 hrs.
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La Encuesta Bicentenario UC-Adimark 2016 arrojó, como las ediciones anteriores, interesantes resultados. La confianza en las instituciones sigue baja, destacándose sólo la confianza en las Universidades y en la Iglesia católica. Y éstas tampoco son altas. De hecho, la confianza en la Iglesia católica, producto de los escándalos, ha bajado mucho. Así y todo, es la segunda institución nacional más confiable del país. Pero es un consuelo ilusorio. La desconfianza reina en la relación de los ciudadanos con el entorno.

Más preocupante resulta el grado de recelo de los chilenos con su círculo cercano. Antes que aumentar la confianza, ésta disminuye. Ante la pregunta ¿Cuántos amigos cercanos tiene usted? el promedio ahora es de 3,5 amigos. Hace 10 años, era de 4,5 amigos. Respecto de los vecinos, un 50% dice que nunca se reúne con ellos, y solo un 16% dice que “una o dos veces por semana”. Sí ha aumentado la confianza en las personas “en general”. Quizá pasamos por una etapa más optimista, ya que un 30% de los chilenos dice que “se puede confiar en la mayor parte de las personas”. Cifra mayor al 23% del 2015. Pero, por otro lado, aumentó también la cantidad de gente que “prefiere estar con gente que conoce en vez de conocer gente nueva”. De un 60% a un 67%. En dos palabras, tenemos mayor confianza en los demás, pero no estamos dispuestos a salir de nuestro entorno para ir a su encuentro.

En algunos vecindarios, muchos vecinos no se conocen entre sí. Apenas saben el nombre de dos o tres vecinos de la cuadra. Los fines de semana se relacionan solo con los parientes. Nuestra cultura vecinal es pobre, débil, inestable y, lo peor, problemática. Es difícil así formar comunidades de barrio. Los juzgados de policía local están ahogados con demandas entre vecinos por ruidos molestos, basura en las puertas, por ocupar mal el estacionamiento, y un largo etcétera. El punto es que nos indignamos con el vecino con facilidad. Un grado de conflictividad social tóxico y que nos hace la vida más dificil.

Pero ella se puede revertir. Sugiero tomar el toro por las astas y organizarse con el único objetivo de conocerse, aprenderse los nombres, saber del otro. Puede ser con un café o té mensual. Si las casas o departamentos son chicos, saquen un par de mesas y sillas a la calle o plaza. Sugiero instituir el saludo obligatorio para los cumpleaños y santos. Sin regalos. Solo el saludo. Aprendamos a recibir al vecino nuevo y despedirlo si se cambia de barrio. Hagamos de Chile una bonita vecindad. Somos lo mejor que tenemos.

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