Padre Hugo Tagle

Arauco indómito

Padre Hugo Tagle En twitter: @hugotagle A

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 16 de enero de 2017 a las 04:00 hrs.
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Padre Hugo Tagle

Tenemos un sur envidiable. Muy generoso en agua, bosques, posibilidades de desarrollo para todos los chilenos. Y en parte de él, se vive la peor de las pobrezas.

A punta de más fuerza pública, más represión y “mano dura” solo responderá a lo que quieren los sectores más radicales del mundo mapuche. En efecto, quienes piensan solo en más represión, militarizar la zona quizá, solo alientan y justifican la violencia en que han caído los sectores más duros del movimiento mapuche. Hay que llegar a un acuerdo de una vez por todas como ha ocurrido en otros países. Invito a los sectores moderados del pueblo mapuche a no dejarse intimidar por los radicalizados y violentos. Cunde el miedo. Lo sabemos. Familias mapuches enteras amedrentadas por unos pocos que se sienten dueños de los demás. Cobardes.

Todos los países del mundo tienen pueblos originarios. La inmensa mayoría ha llegado a acuerdos satisfactorios: Nueva Zelanda, Australia, Canadá, por nombrar unos pocos. El único en que no se logra es Chile. Hay que encontrar una solución más pronto que tarde, por el bien de todos. La inmensa mayoría del pueblo mapuche es pacífico y trabajador. No hay que dejarse amilanar por unos pocos violentistas. Y la solución no es “más mano dura”. Eso es justamente lo que quieren los sectores más radicalizados del mundo mapuche: más violencia. No se saca nada.

Se han hecho buenas propuestas en estos últimos lustros y ninguna ha llegado a buen puerto ¿Por qué? Cuesta entender tanta desidia, pusilanimidad en buscar acuerdos que es la única manera de avanzar. Pensar en soluciones como la de Nueva Zelanda, en que los pueblos originarios tienen una equilibrada y proporcional gravitación en el mundo político, como debe ser.

Y esto pasa por mayor inversión en caminos, escuelas y fuentes de trabajo, como se hizo en Chiapas, México. Nada de eso ha ocurrido aquí. Ser pobre en Chile ya es complicado; serlo en la Araucanía, peor aún. Son sectores abandonados por el grueso de ese Chile que se ufana de progreso y se llena la boca con la modernidad. Sin una inclusión real del mundo mapuche, difícil hablar de tolerancia, integración y menos de progreso.

En Chile, nadie sobra. Si usted es de los que piensa que hay que barrer con ellos y borrar esas tradiciones, quizá el que sobra es usted.

Hay que hacerse la idea de que debemos aprender a convivir unos con otros pacíficamente, hijos de una misma tierra. No son problemas insolubles. Otros países han logrado una convivencia armoniosa y virtuosa notable. Imitémoslos.

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