Matko Koljatic

27/F: un cisne negro

Un escalofrío recorrerá al país el 27/F próximo cuando recordemos el cataclismo de hace un año en la misma fecha. Los medios

Por: Matko Koljatic | Publicado: Jueves 17 de febrero de 2011 a las 05:00 hrs.
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Un escalofrío recorrerá al país el 27/F próximo cuando recordemos el cataclismo de hace un año en la misma fecha. Los medios de comunicación nos recordarán las pérdidas de vidas y de bienes materiales: más de medio millar de víctimas fatales, quinientas mil viviendas que sufrieron daños severos y dos millones de damnificados. 


Como es sabido, el sismo del 27/F ha sido el segundo más fuerte en la historia del país y uno de los cinco más fuertes registrados en la historia de la humanidad; el terremoto fue 31 veces más fuerte y liberó cerca de 178 veces más energía que el devastador terremoto de Haití ocurrido poco antes. Se estima que el movimiento telúrico liberó más energía que la explosión de 100.000 bombas atómicas como la de Hiroshima en 1945. En la denominación del autor del libro “The Black Swan”, Nassim Nicholas Taleb, sufrimos un “cisne negro”: una catástrofe impredecible, como son todas las catástrofes, de baja probabilidad de ocurrencia y de consecuencias enormes. Aunque el término lo acuñó Taleb en referencia a las crisis financieras, por extensión es aplicable a los desastres naturales. 
Lo preocupante, según Howard C. Kunreuther, profesor de Administración de Riesgos de la Universidad de Pensilvania y autor de “Learning from Catastrophes”, es que pareciéramos estar viviendo un cambio radical en la magnitud de las pérdidas por este tipo de desastres. Según ha calculado Kunreuther, si se mide las pérdidas por el pago de siniestros por parte de la industria aseguradora mundial, dos tercios de los veinticinco desastres más costosos de los últimos 40 años, ocurrieron desde 2001 a la fecha (el Huracán Katrina fue el de mayor costo, con pérdidas por US$ 46,3 mil millones). En consonancia con lo anterior, el terremoto del 27/F fue el más caro en la historia de la industria aseguradora chilena. Kunreuther plantea que en la medida que hay cambios globales en el clima (como lo evidencian las recientes inundaciones en Australia) y las ciudades se desarrollan en lugares vulnerables, la frecuencia y costo de estos eventos catastróficos solo puede crecer, de lo cual se desprende que nosotros, como individuos estaremos sujetos cada día a más y mayores riesgos. 
¿Qué se puede hacer al respecto? ¿Cómo protegernos? Por razones de espacio, limitaré mis comentarios al tema de los costos financieros de los desastres naturales.

El principal riesgo que corremos en Chile es el sísmico; de hecho, es de esperar un gran sismo en el Norte Grande en algún momento futuro. 
Frente al escenario sísmico, a nivel de país, Chile lo ha hecho bien. Por una parte, nuestros códigos y estándares de construcción son de los más exigentes del mundo. Por otra parte, nuestros científicos e ingenieros están en la frontera mundial en la invención de la tecnología anti sísmica, la que fue probada con éxito el 27/F. Sin embargo, pienso que no lo estamos haciendo tan bien a nivel de las personas. 
La contratación de seguros es la forma de protegerse financieramente de los desastres. El problema es que la penetración de los seguros contra desastres naturales es muy baja. Pocos chilenos, en términos relativos tienen seguros. ¿Por qué? Las encuestas muestran que la principal razón es que las catástrofes están bajo nuestro umbral de preocupaciones cotidianas. Frases como “no me va a pasar a mí”, antes que ocurran las catástrofes, y “no tengo de qué preocuparme”, cuando salimos indemnes de una catástrofe, son típicas de esta despreocupación. Una segunda razón, cuando hemos contratado algún seguro, es que no persistimos en mantenerlo. Es típico que los individuos piensen que al no ocurrir un siniestro, han dilapidado el dinero. Olvidamos que el mejor retorno sobre un seguro, es no tener retorno. De ahí, que la gente tiende a contratar seguros y cuando nada pasa, no lo mantienen. Corregir lo anterior pasa por las compañías de seguros. Educar al público sobre la necesidad de tomar seguros para enfrentar los riesgos financieros asociados a los desastres naturales debería ser un esfuerzo de toda la industria aseguradora. El ejemplo de las muy buenas campañas publicitarias efectuadas por la industria de los Fondos Mutuos, muestra el camino. 
Una palabra final para Ud.: recuerde que los “cisnes negros” suceden cuando y donde no se les espera.

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