Luis Felipe Lagos

El populismo en las pensiones

Luis Felipe Lagos M. Economista, consultor

Por: Luis Felipe Lagos | Publicado: Miércoles 15 de julio de 2020 a las 04:00 hrs.
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La pandemia del coronavirus es un terreno fértil para el avance del populismo y así lo estamos observando en las pensiones. Para eludir la iniciativa exclusiva del Ejecutivo en materia de pensiones, la estrategia populista utiliza un atajo: presentar un proyecto de reforma constitucional que establece un sistema de pensiones solidarias, actualmente en discusión en la comisión de Constitución del Senado.

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El proyecto expropia, sin la debida compensación, los fondos de las cuentas individuales, traspasándolos a un organismo público que emitiría un “Bono de Reconocimiento Nocional Previsional Solidario” afecto a un interés de 2% anual. Esto es, una promesa de pago, con el consiguiente riesgo político de que los fondos sean usados para otros destinos, que asegura una rentabilidad anual negativa de 1%. Las pensiones se financiarían con cotizaciones y aportes fiscales en un esquema de reparto.

El marco conceptual y los fundamentos del proyecto son extremadamente pobres y, a veces, falsos. Se argumenta que Chile no cuenta con un verdadero sistema de pensiones, por cuanto la capitalización individual no sería solidaria como el reparto, sugiriendo que este es la única forma de solidaridad. Esto es erróneo, pues no reconoce que el sistema chileno es uno mixto, con un pilar solidario que entrega pensiones básicas y aportes previsionales solidarios al 60% más pobre de la poblacional. Este pilar se financia con la recaudación impositiva que recae en los ingresos del trabajo como del capital, por lo tanto, la solidaridad es más justa y extensiva que la del reparto, que corresponde solo al trabajo formal.

El proyecto también desacredita el sistema de capitalización por las supuestas pérdidas de los fondos más riesgosos durante la crisis Subprime y la actual pandemia. Se olvida que toda la caída de 2008 fue recuperada al año siguiente, y actualmente la variación real en 12 meses de todos los fondos es positiva, alcanzando un 6% el fondo C. Lo importante no son las fluctuaciones de los fondos que se recuperan, sino que el saldo acumulado al momento del retiro. Para lo cual se han planteado distintas alternativas de seguros.

La reforma constitucional que permite retirar un 10% de los fondos, recientemente aprobada en general por la Cámara de Diputados, puede concebirse como un adelanto de la estrategia populista global que discute el Senado.

Más allá de los reparos transversales a usar los ahorros destinados a la vejez para la emergencia, por su negativo efecto en las pensiones, este proyecto propone un Fondo Colectivo Solidario permanente con aporte estatal y del empleador, desconociendo el acuerdo del Fondo Covid por US$ 12.000 millones, que supuestamente podría reintegrar los fondos retirados. En este sentido, es coherente con el otro proyecto que apunta a la expropiación de las cuentas individuales, constituyendo así un primer paso de una estrategia para acabar con el pilar de capitalización e introducir el reparto, que sabemos no es sostenible.

El hecho de que parlamentarios oficialistas hayan votado aprobando el retiro, supuestamente sin ser partidarios de la estrategia de destruir el sistema de pensiones, revela falta de convicción, ignorancia y comportamiento oportunista mirando las encuestas. Estas reflejan lo esperable: una preferencia por tener dinero hoy a tenerlo en el futuro (lo que explica la existencia de los esquemas de pensiones obligatorios) y que los encuestados pueden estar anticipando cierto riesgo para sus fondos.

Para “ganar este partido” vamos a necesitar a parlamentarios que se “echen el equipo al hombro”.

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