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Las personas en los nuevos modelos de trabajo

Ximena Riquelme, gerenta de Administración y Personas, Directorio de Transporte Público Metropolitano, #SoyPromociona

Por: Ximena Riquelme | Publicado: Jueves 13 de agosto de 2020 a las 15:53 hrs.
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Ximena Riquelme

El director de la oficina nos convocó hace un par de semanas a un webinar. Nos reunimos más de 80 personas. Fue una conversación relajada, micrófono abierto, en la que compartimos nuestras experiencias de trabajo en los últimos meses. A muchos asistentes, mirar y escuchar por la pantalla a personas que hace meses no veían -y con quienes hasta marzo compartían a diario diversas experiencias-, los conmovió. No es sentimentalismo.

Dada la coyuntura de la crisis social y pandemia, nos hemos visto enfrentados a trabajar desde casa, y si bien es evidente que el teletrabajo llegó para quedarse, es importante reconocer algunas cosas que nos pasan en "la oficina" y sobre las cuales vale la pena reflexionar.

La oficina es un espacio de convivencia social, donde desplegamos nuestra esencia. Somos seres gregarios y el aislamiento que estamos experimentando puede generar vulnerabilidad social y graves problemas emocionales.

En la oficina es donde desarrollamos una comunidad y nos sentimos parte de un todo. Tenemos una experiencia de contacto con otras personas; se despliega nuestra naturaleza y necesidades relacionales de conexión e interdependencia con los demás. En la oficina, está el colega alegre que saca carcajadas, el mentor que nos entrega orientación, el amigo que me presta atención con temas profesionales y personales, y también está el gruñón que me permite entrenar mi propia paciencia.

En la oficina, muchas personas reciben una valoración distinta (reconocimiento) de la que tienen en su casa, especialmente aquellos que han apostado por su desarrollo ejecutivo. Es ahí donde también tenemos una vivencia corporal instantánea con los cinco sentidos involucrados, que genera impacto en nuestro desarrollo humano.

En la oficina nos encontramos y reconocemos como seres, ejercemos nuestra humanidad y nos equiparamos y delimitamos mejor el tiempo laboral del tiempo personal, nos podemos cambiar el sombrero con más facilidad. Tenemos una interacción que nos da sentido laboral, y que es más difícil de ejercer a la distancia.

En el modo teletrabajo llevamos la oficina a la casa y las hacemos convivir. En muchos casos se concilia mejor familia y trabajo, se gasta menos tiempo y dinero en transporte, se tiene más flexibilidad horaria y se observan mejores indicadores de productividad. Sin embargo, para quienes tienen grandes responsabilidades domésticas, al mezclar los dos mundos, se han visto obligados a sobre exigirse para cumplir o de frentón bajar su productividad.

Es necesario que incorporemos en serio el factor humano en los nuevos modelos de trabajo. Si bien ahora el énfasis está puesto en el desarrollo de sistemas y la automatización de los procesos, es hora de preguntarnos cuánto afecta o cuesta a cada colaborador adaptarse a modo teletrabajador.

Las personas son el capital más importante de las organizaciones y en este momento que el teletrabajo es trending topic -y aparece como la revelación pospandemia-, no perdamos de vista que, en el algoritmo del diseño de las nuevas modalidades laborales, debemos analizar cuánto nos afectará como seres humanos dejar de vivir las relaciones laborales como las hemos vivido hasta ahora y qué haremos para mantener las buenas y enriquecedoras experiencias que nos da el contacto con otros seres humanos en la oficina.

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