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La fascinación por el reparto

Leonardo Hernández T. Profesor Facultad Economía y Administración y Clapes UC

Por: Leonardo Hernández T. | Publicado: Miércoles 5 de febrero de 2020 a las 04:00 hrs.
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Leonardo Hernández T.

Los críticos del actual sistema de pensiones de capitalización individual afirman que éste no es un verdadero sistema de seguridad social, sino sólo un esquema de ahorro para la vejez. Esto, por cuanto la capitalización individual no sería solidaria al no considerar reparto, lo que para ellos sería la esencia de la seguridad social.

En primer lugar, nuestro sistema no es sólo de capitalización, pues tiene un pilar solidario importante que llega al 60% más vulnerable entregando pensiones básicas (PBS) y aportes solidarios (APS). Éste se financia con impuestos generales, lo cual es más eficiente y justo que el mecanismo de reparto.

El diagnóstico de los problemas en el tema pensiones es conocido y sabemos el reparto no es la solución. Datos recientes del INE indican que la reducción en la tasa de natalidad llevará a un estancamiento de los trabajadores menores de 65 años en los próximos 20 años. En cambio, los mayores de 65 años aumentarán un 3,9% en los próximos 10 años y 2,7% en la década siguiente.

El reparto es claramente insostenible, pues requeriría de fuertes aumentos en la tasa de cotización con efectos muy negativos sobre el empleo formal. Dada esta evidencia, ¿por qué ciertos sectores políticos insisten en el reparto? La insistencia es tal que incluso el gobierno cedió en su proyecto de reforma elevando la cotización en 3 puntos (de los 6) para fines de reparto. Para entender esta postura hay que distinguir dos grupos: los moderados y los extremistas.

Los moderados probablemente subestiman la dinámica demográfica descrita y hacen suyo el argumento que un sistema de seguridad social debe tener solidaridad y ésta financiarse con reparto. Los más extremos adhieren a la consigna “NO + AFP” y buscan eliminar las AFP y la capitalización individual, para transitar hacia un sistema 100% de reparto. En esta propuesta no solo el flujo de nuevas cotizaciones iría a financiar pensiones hoy, sino que el stock acumulado –que ya no pertenecería a los cotizantes (sería expropiado)– se usaría para incrementar las pensiones actuales y futuras. Por cierto, esta solución permite elevar más las pensiones y por un mayor número de años, pero irremediablemente termina siendo no sostenible por el envejecimiento de la población.

Aumentar las pensiones autofinanciadas actuales requiere transferir recursos, pero ello no implica que necesariamente deba hacerse vía un esquema de reparto, como suponen los críticos del sistema de capitalización. En efecto, sería más eficiente, y a la vez solidario, si se realizara con impuestos generales, para así evitar que el mayor impuesto al trabajo, que resulta de elevar la tasa de cotización, destruya empleos formales.

Un sistema de seguridad social no es sinónimo de reparto; la solidaridad –en un esquema de capitalización– puede ser ejercida de una forma más eficiente con impuestos generales, tal como ha operado el pilar solidario.

Si bien hay un consenso técnico respecto de la inviabilidad del reparto, algunos políticos siguen fascinados con él.

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