José Manuel Silva

Niall Ferguson

Por: José Manuel Silva | Publicado: Miércoles 10 de septiembre de 2014 a las 05:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

José Manuel Silva

José Manuel Silva

La historia económica no parece ser un tema que apasione a muchos. Sin embargo, cuando ella es abordada por el historiador escocés Niall Ferguson, se transforma en best seller. Quienes tuvimos la suerte de oírlo en la conferencia organizada por la Universidad Adolfo Ibañez entendimos por qué. Ferguson, profesor de Harvard con estudios en Oxford, se mueve como pez en el agua en los grandes acontecimientos económicos que en definitiva han forjado la historia del mundo occidental primero y luego del planeta entero desde los inicios de la revolución industrial.

Ferguson nos retrotrae a los inicios del ascenso de occidente como potencia global, durante el siglo XVI, cuando las riquezas relativas de los habitantes de China, India, Inglaterra y Estados Unidos eran similares. A partir de entonces se inicia la gran divergencia que culmina en los años 70 del siglo pasado, cuando la riqueza de un ciudadano norteamericano llegó a ser más de veinte veces la de un chino.

Con un manejo escénico envidiable, fruto sin duda de su educación británica y de sus clases en Harvard, se pregunta la razón del ascenso relativo de Inglaterra primero y luego de Estados Unidos. Llega a la conclusión que la primera desarrolló seis “aplicaciones ganadoras” que la convirtieron a ella, a su principal colonia y varios de los vecinos europeos en las grandes potencias del mundo. Estas “aplicaciones” son: la competencia (económica y política); la revolución científica; los derechos de propiedad; la medicina moderna; la sociedad de consumo y la ética del trabajo. Ellas permitieron la mayor creación de riqueza de la historia de la humanidad. En dos siglos, los países occidentales que las adoptaron crearon el grueso de la riqueza productiva que ha existido en la historia del hombre. Occidente, con sólo 19% de la población mundial, posee 2/3 de la riqueza global.

La mejor prueba de que estas instituciones son clave a la hora de generar crecimiento la pudimos observar, señala Ferguson, en dos “países/experimento” del siglo XX. En el primer caso, el país fue dividido entre occidente y oriente. El primero, Alemania Occidental, adoptó las aplicaciones ganadoras; el segundo, Alemania Oriental, hizo todo lo posible por no tener ni la 1, ni la 3 ni la 5, con lo que se convirtió en la primera civilización que tuvo que erigir un muro, no para evitar ser invadido por los “bárbaros” (lo normal en la historia), sino para impedir que sus ciudadanos se escaparan hacia la mitad occidental.

En el segundo caso, el país se dividió entre norte y sur. En la comunista Corea del Norte se ha puesto un firewall para evitar que estas aplicaciones se instalen, lo que les ayudó a convertirse en una de las dictaduras más abyectas hoy existentes (no opina lo mismo nuestro Partido Comunista). Su hermana, la próspera Corea del Sur, hizo por el contrario todo lo posible por instalarlas, lo que generó el llamado “milagro del río Han”, multiplicando su economía por treinta en 60 años. Hoy un coreano del sur es 30 veces más rico que uno del norte. En los años 50 tenían el mismo nivel de vida.

Esto demuestra, según Ferguson, que las aplicaciones ganadoras pueden ser “descargadas” por cualquier país. No es un tema de religión, ni raza o cultura. Justamente esto determina lo que él llama la gran convergencia. El proceso más reciente le está permitiendo a países como Corea del Sur, China o India, volver a acercarse a las potencias occidentales luego de siglos de rezago, al adoptar algunas de estas instituciones.

Ferguson también nos señaló cuál es su gran preocupación: la posibilidad cierta que estas aplicaciones pueden ser borradas del disco duro de una nación y que por lo tanto son reversibles (ninguna novedad para los latinoamericanos). En su último libro, la gran degeneración, justamente plantea aquello: cómo las democracias occidentales han roto el contrato social intergeneracional -creando una gran mochila de deuda para las generaciones futuras-, cómo están sobreregulando los mercados libres que allanaron su prosperidad, cómo la regla del derecho se está transformado en la regla de los abogados y cómo la sociedad civil está degenerándose a una sociedad incivilizada.

Ferguson concluyó que Chile puede estar sufriendo este mismo proceso. Luego de descargar exitosamente las aplicaciones ganadoras y convertirse en la sociedad más exitosa y prospera de América Latina, la obsesión igualitaria la tiene al borde de tomar el soberano derecho de cometer estupideces.

Lo más leído