José Antonio Viera-Gallo

Macron y los intelectuales

José Antonio Viera-Gallo Embajador de Chile en Argentina

Por: José Antonio Viera-Gallo | Publicado: Jueves 22 de junio de 2017 a las 04:00 hrs.
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José Antonio Viera-Gallo

El triunfo de Macron en Francia ha dado paso a un profundo proceso renovador en ese país y en la Unión Europea, suscitando el apoyo de varios intelectuales, entre ellos Marcel Gauchet, Jacques Attali y el sociólogo A. Touraine. Sensibles a lo que ocurre en lo más profundo de la sociedad francesa, han señalado que el país necesita una política convocante capaz de detener al populismo de extrema derecha.

Uno de los más destacados filósofos, A. Comte-Sponville, record de ventas y discípulo de L. Althusser, quien fuera uno de los exponentes del marxismo estructuralista, ha emitido juicios interesantes sobre el fenómeno Macron. Reivindica lo que denomina el social-liberalismo, que a su juicio vendría a ser la expresión actual de la socialdemocracia en la era de la globalización, en línea con la tercera vía teorizada por A. Guiddens.

Su definición es clara: “Deseo que nuestra gente se beneficie de la eficiencia económica del capitalismo para crear riqueza, la única forma de reducir la pobreza, pero que también le impongan desde fuera, lo que yo llamo, a priori, un cierto número de limitaciones no mercantiles ni comerciables”. Se pronuncia a favor de una política reformista, alejada de los extremos, que permita a la gente tomar las decisiones colectivas en sus manos, regulando el mercado a nivel nacional y global.

Consciente de la creciente complejidad de la sociedad actual, Comte-Sponville estima que la política se ha abierto como un caleidoscopio a diversas miradas. No sólo está el clásico eje izquierda-derecha, sino también quienes rechazan la globalización y quienes buscan aprovechar sus oportunidades, quienes se muestran sensibles a la ecología y quienes niegan el calentamiento global. En suma: hay progresistas y conservadores dentro de todo el espectro político. Y Macron fue capaz de captar, con inteligencia y audacia, ese fenómeno de fondo y convocar a una parte significativa del electorado en torno a un proyecto nuevo.

Refiriéndose a quienes simplifican el análisis de la sociedad haciendo referencia únicamente a un conflicto entre ricos y pobres, Comte-Sponville señala: “Los más pobres son justamente los que votan por los candidatos populistas, especialmente de la extrema derecha…. No soporto más los discursos antielite que convierten la victoria en un pecado. Luchamos por la justicia, no contra la inteligencia y el talento”. Afirmación interesante, porque lo propio del populismo es la simplificación del discurso para apelar más a los sentimientos primarios que a la razón.

El filósofo francés se pronuncia contra una “sociedad de mercado” donde todo se pueda comprar y vender, como postulan algunos autores neoliberales. El mercado para funcionar correctamente necesita del derecho. Hay cosas que no se transan: la vida, la salud, la educación, la libertad, la justicia, etc. “Confiemos al mercado todo lo que puede venderse y lo que es muy importante, al Estado lo que no puede venderse”, señala Comte-Sponville: puede haber un mercado farmacéutico, siempre que el Estado asegure que todos tengan acceso a los remedios a través de la seguridad social.

Por su parte Gilles Lipovetsky, filósofo teórico de la posmodernidad, ve en el presidente francés un signo de los tiempos. “En plena debilitación de los grandes sistemas ideológicos, Macron encarna una victoria del pragmatismo. No se dice sucesor de ninguna ideología procedente del siglo XIX. Toda su campaña ha consistido en adoptar lo mejor de la derecha y lo mejor de la izquierda. Es decir, más libertad económica, pero sin renunciar a la justicia social”.

El triunfo de Macron se debe no sólo a su talento político, sino principalmente a su capacidad para interpretar los anhelos de cambio de una sociedad estancada. Él mismo es un intelectual. Estudió filosofía con P. Ricoeur, a través del cual se adentró en el pensamiento social liberal de J. Rawls, y su tesis doctoral sobre Hegel la dirigió E. Balibar. Ahora que cuenta con una aplastante mayoría parlamentaria, será juzgado por los resultados que logre, no por sus intenciones o su habilidad para sortear los obstáculos.

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