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Innovación al debe, ¿por qué?

Hernán Cheyre V. Centro de Investigación Empresa y Sociedad U. del Desarrollo

Por: Hernán Cheyre V. | Publicado: Viernes 9 de agosto de 2019 a las 04:00 hrs.
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Hernán Cheyre V.

Señalar que el estancamiento que se observa en el potencial de crecimiento de la economía chilena radica en el deterioro de las ganancias de productividad como motor de expansión no constituye, a estas alturas, ninguna novedad. Y tampoco agrega mucho a la discusión resaltar las debilidades en materia de innovación como una de las causas del problema. Todo esto ya lo sabemos.

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Donde es necesario ahondar con mayor profundidad es en la identificación de los factores causantes de esta situación. La respuesta más tradicional es la que asocia el problema a la falta de inversión en I+D, recurriéndose al clásico indicador que mide la proporción del PIB que el país destina a actividades de I+D, donde el 0,37% que se registra para Chile lo ubica en la última posición entre los miembros de la OECD.

Sin desconocer esta realidad –reflejo de una carencia evidente-, no hay que caer en el simplismo de asociar el problema únicamente a una falta de recursos. Desde luego, innovación es mucho más que I+D, enfrentándose dificultades que trascienden el volumen de fondos públicos dedicados a apoyar este tipo de actividades.

La reciente edición del Global Innovation Index que publica el WIPO entrega algunas pistas. Si bien el principal llamado de atención surge al observar que Chile cae cuatro lugares en este ranking, ocupando la posición 51 en 2019, lo más preocupante es el deterioro relativo que se observa en los indicadores de resultados en comparación con los indicadores que miden todo aquello que es considerado como input para la innovación. De hecho, a pesar de que en estos últimos Chile incluso mejoró, subiendo del lugar 45 al 43, en los indicadores de resultados se observa un deterioro, cayendo desde la posición 53 a la 62.

Lo que está mostrando esta tendencia es que los esfuerzos que se realizan en el ámbito de la innovación están rindiendo menos resultados que antes. En simple, se está perdiendo eficiencia en esta materia. ¿Cuáles son las principales fortalezas de Chile que destaca el Global Innovation Index? Los aspectos institucionales y lo que se denomina sofisticación de los mercados. Destacan positivamente la calidad de las regulaciones, el imperio de la ley, la apertura de la economía, disponibilidad de crédito para sector privado y microempresas, y acceso a la educación superior. Y dentro de estos mismos pilares sacan una mala nota el costo que significa la indemnización por años de servicio –individualmente, este es el indicador de peor evaluación en todo el indice- y la proporción del PIB que se destina a I+D. Y entre los pilares peor evaluados cabe mencionar la creación de conocimiento con aplicación tecnológica y la generación/exportación de productos más “creativos”.

¿Qué hacer ante el panorama descrito? Primero, cuidar lo que se tiene en materia institucional y de regulaciones -flanco amenazado por sectores que no comprenden la importancia de estos factores como requisito básico para el desarrollo-, y avanzar en lo que está pendiente. La legislación laboral es una materia que muchos siguen mirando con lógica del siglo pasado, sin entender los desafíos que impone una economía basada en el conocimiento. Segundo, perseverar en los esfuerzos para aumentar la competencia y la desafiabilidad de los mercados, de manera que la innovación se convierta en un imperativo para poder desenvolverse exitosamente. Tercero, dar un mejor uso al capital avanzado disponible en el país, creando y mejorando puentes que permitan una mejor interacción entre el mundo de la ciencia y el sector productivo.

Los recursos son importantes, qué duda cabe, pero tan importante como eso es lograr un mejor uso de lo que está disponible. Por ahí hay que partir.

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