Guillermo Tagle

El año 2010 ha terminado, que viva 2011

¿Cómo vendrá 2011? ¿Será mejor, igual o peor que el año que termina hoy? Definitivamente hay muchas razones para estar optimista. Hay muchos elementos que nos permiten esperar un 2011 mejor

Por: Guillermo Tagle | Publicado: Viernes 31 de diciembre de 2010 a las 05:00 hrs.
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Hemos llegado al final de 2010. El inicio de esta década quedará registrado en la historia. Tuvimos un año con tragedias, catástrofes, logros, triunfos y éxitos. Un año que quedará marcado en la mente de las generaciones jóvenes, para contarlo a sus nietos. El terremoto, los mineros, el campeonato mundial de fútbol, la Teletón, el cambio de gobierno, incendio en la cárcel, una nueva era en materia política, un año récord para el mercado bursátil y para el precio del cobre. Un año en que el Estado de Chile ha vuelto a emitir bonos en el mercado internacional de deuda, al costo más bajo registrado en la historia. La moneda se ha apreciado significativamente, provocando para la mayoría de los chilenos una sensación de riqueza relativa y para amplios sectores de la industria exportadora, una amenaza relevante. En materia de actividad económica hemos vuelto a crecer sobre 5%, con inflación controlada y con tasas de interés que mantienen muy bajo, el costo de financiamiento para las grandes corporaciones.



En el plano bursátil, Chile fue uno de los mercados con mayor retorno del mundo, a pesar de la limitada cantidad de operaciones significativas. Para un mercado con tanta disponibilidad de liquidez, sólo hubo unas pocas operaciones relevantes. La re-apertura bursátil de Molymet, la apertura de Pesquera Camanchaca, la colocación de bloques significativos AFP Habitat, Vapores y Polpaico, fueron las novedades de este año. Operaciones interesante y exitosas, pero escasas considerando el potencial mostrado por nuestra plaza bursátil. Pasos significativos se han dado también para la integración de nuestro mercado con los de Perú y Colombia, siendo todavía ésta una tarea pendiente, por completar el año que viene.

¿Cómo vendrá 2011? ¿Será mejor, igual o peor que el año que termina hoy? Definitivamente hay muchas razones para estar optimista. Hay muchos elementos que nos permiten esperar un 2011 mejor. En primer lugar, rogamos a Dios para que el año que viene no tenga tantas grandes tragedias. Si en 2011 no tenemos terremotos, tragedias naturales, rescates mineros o siniestros en las cárceles, y todas las energías que durante este año hubo que dedicar a estos eventos los podemos concentrar en la construcción de un Chile mejor, ya tendremos un progreso muy significativo. Cerrar 2010 con un precio del cobre sobre US$ 4,20 y un tipo de cambio bajo $ 470 representa un dilema y un desafío. Por un lado, debemos estar agradecidos por la alta cotización de nuestro principal producto de exportación. Un precio del cobre en estos niveles genera más recursos para el Estado, mayor capacidad para promover el desarrollo social sin tener que recurrir a incrementos adicionales de impuestos, mayores ingresos para el sector minero y todos los que directa e indirectamente de este participan. Son también buenas noticias para nuestro mercado bursátil, que aunque todavía no tiene empresas mineras que participen en la Bolsa, por la permeabilidad de la minería hacia el resto de la economía, en general los años con buen precio del cobre, son también años de buen retorno para la bolsa. La otra cara de esta medalla, es el impacto que la continua apreciación del peso genera sobre los sectores exportadores no mineros. Un peso apreciado permite a los chilenos vivir mejor, pero al mismo tiempo destruye la competitividad de sectores exportadores muy relevantes para la creación de bienestar, para la creación de empleo, creación y distribución de riqueza. Frente a este dilema, la única solución viable y sostenible para el largo plazo, es mejorar e incrementar la productividad y la competitividad. Invertir en infraestructura, mejorar el acceso al mercado de capitales para pequeñas y medianas empresas, calificar y capacitar a los trabajadores, mejorar la calidad de la educación, crear y promover políticas públicas que den flexibilidad al mercado laboral, que hagan más eficiente los procesos de creación y cierre de empresas, que permitan a Chile crear nuevas fuentes de energía a costos razonables, que permitan adaptar la capacidad productiva de Chile a los niveles de protección ambiental que requiere un país desarrollado, manteniendo al mismo tiempo controlados los costos de producción. Son los desafíos que Chile deberá enfrentar en 2011. La tarea no es fácil, pero estamos hoy en mejor pie que nunca para lograrlo. Queremos ser un país desarrollado en 2018, para lograrlo, será clave el avance que podamos hacer en el Próspero 2011 que está por comenzar.

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