Guillermo Tagle

El 5% de la discordia

Presidente Credicorp Capital

Por: Guillermo Tagle | Publicado: Lunes 27 de marzo de 2017 a las 04:00 hrs.
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Que enfrentamos un problema de bajas pensiones, es materia de consenso cualquiera sea la posición política. Que este es un problema global, que afecta a todos los países del mundo, es también una realidad innegable. Que las tasas de interés (con ello las rentabilidades esperadas) han bajado en valor absoluto, que la vida es más larga y los costos para el adulto mayor han crecido, son todas realidades universalmente aceptadas.

Que para vivir mejor en la etapa pasiva, en los años de retiro, hay que disponer de recursos, es también una verdad universal. Que muchos países han tomado decisiones irresponsables, que han comprometido y garantizado beneficios de largo plazo para sus adultos mayores, sin tener resuelto cómo financiarlas, es un problema generalizado que afecta a muchas naciones desarrolladas, incluyendo a varias que han sido tomadas como modelos de progreso social.

En este contexto, para poder tomar decisiones serias y bien fundamentadas, es importante reconocer que el dilema de las bajas pensiones en Chile se ha politizado, se ha ideologizado, se ha utilizado para defender posturas respecto del modelo de sociedad que queremos construir. El sistema de AFP que por décadas fue reconocido como ejemplo por muchos países, siendo incluso replicado por varios, es hoy indicado como responsable de muchos de los males que dividen y polarizan a nuestra sociedad.

También es importante reconocer que a pesar de la “acalorada” tensión en torno al tema, se han ido construyendo algunos consensos sobre los cuales se puede empezar a diseñar una solución. Se va consolidando el principio de no modificar en lo esencial lo que hoy han acumulado y seguirán acumulando los afiliados, con la contribución del 10% de la renta bruta mensual. Que esos recursos permanecerán en cuentas de ahorro individual y gestionados por las AFP. También se ha consolidado la idea de que el aporte mensual de los trabajadores activos, hay que incrementarlo gradualmente en el tiempo, para llevarlo al menos a un 15% (y posiblemente también seguir incrementándolo en el largo plazo). Que este 5% de aporte marginal debería salir de la renta bruta, de tal manera que sea definido como un esfuerzo inicial de los empleadores.

Entre las cosas que han ayudado a despejar las soluciones extremas sostenidas por algunos, está el hecho de que la racionalidad ha imperado y para un porcentaje mayoritario (especialmente para los que tienen más de 20 años por delante antes de jubilar) hay conciencia de que será su esfuerzo y aporte personal el factor clave para determinar la fortaleza de su pensión. Esto no es individualismo ni egoísmo, es responsabilidad y racionalidad. Por esta razón son pocos los que creen factible que el aporte marginal adicional (el 5%) sea destinado a un fin diferente que a mejorar su propia pensión potencial. Es también cada vez más reconocido que para mejorar la pensión de los actuales jubilados y de los que se acogerán a retiro en los próximos años, hay que fortalecer el pilar solidario, buscar fuentes de financiamiento general del fisco, hacerlo con urgencia pero también con responsabilidad y acorde con la capacidad de generación de rentas que el crecimiento económico sea capaz de lograr. Está volviendo a ser entendido que sin crecimiento no se puede proveer progreso humano y social.

Es por todo esto que el foco principal de la discusión política de los próximos meses se centrará en cómo y quién debería administrar los recursos que se generarán con el 5% adicional. ¿Una AFP estatal?, ¿un nuevo tipo de gestor de fondos?, ¿o las actuales AFP bajo un nuevo tipo de acuerdo social? Hoy las posturas están muy divididas, hay mucha tensión y diálogo ideologizado. Pero el grado marginal de convergencia que hemos visto desde que el tema adquirió prioridad, permite ser optimista de que una vez pasada la etapa de primarias, cuando quienes lideren las dos principales coaliciones deban buscar cómo captar más apoyo en el centro que en los extremos, tal vez logremos una convergencia positiva de propuestas y podamos seguir contando con un sistema de pensiones bien diseñado y ejemplar.

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