Fernando Barros

“Huracán” Renta 2018

Fernando Barros T. Abogado Consejero de Sofofa

Por: Fernando Barros | Publicado: Martes 6 de marzo de 2018 a las 04:00 hrs.
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En los próximos días Chile pasará del gobierno de la Nueva Mayoría que encabeza la Presidente Bachelet a una conducción liderada por el Presidente Sebastián Piñera, cambio que ya se refleja positivamente en las expectativas económicas y sociales asociadas a una gestión de equipos de excelencia y vocación de servicio público que logrará terminar el estancamiento general sufrido estos cuatro años.

El cambio de un gobierno que la mayoría de los chilenos calificó negativamente en la reciente elección por sus visiones refundacionales y populistas por sobre las reales inquietudes del país, sumado a la comprobación del enorme contingente de militantes y beneficiados políticos de la Nueva Mayoría que llegó a servirse del Estado, genera expectativas muy altas de acciones y soluciones inmediatas por parte de una sociedad que cada día exige más y está menos dispuesta a considerar que su trabajo y esfuerzo personales deben ser la parte o componente más importante de la fórmula para resolver los problemas que lo aquejan o los aquejará en el futuro.

Uno de los primeros problemas del nuevo gobierno se anunció en la inserción publicada en algunos periódicos el pasado domingo en la que los profesionales de la contabilidad reconocen que, a pesar de que las normas legales, reglamentarias e instrucciones en materia de tributación de la renta de las empresas y sus socios o accionistas son conocidas hace ya más de tres años, el engendro que resultó ser la Reforma Tributaria de 2014/15, incluidos algunos de los agregados para mitigar sus efectos, constituye una estructura de tal complejidad e imperfecciones que los pequeños y medianos contribuyentes no están en condiciones de cumplir, incluso con asesoría profesional contable, sin incurrir en serias contingencias y multas por imperfecciones de las declaraciones a presentar en abril próximo.

Resulta evidente que a pesar de que el SII y el gremio contable han trabajado tres años en tratar de que se entienda la ley, su interpretación oficial y las instrucciones sobre la aplicación práctica, el problema de fondo que denuncian los contadores no es de tiempo para el estudio, sino que de una estructura tributaria que no es entendible para la gran mayoría de los chilenos, de altísima complejidad conceptual y contable y de muy difícil aplicación, incluso para las grandes empresas que pueden acceder a asesorías jurídicas tributarias que no están al alcance de los casi cuatro millones de contribuyentes que deben presentar su declaración en esta Operación Renta 2018.

Es indiscutible que la solución no pasa por postergar un par de meses los plazos para confeccionar y presentar dichas declaraciones, pues muy poco se logrará al no ser ese el problema de fondo, ya que hace mucho tiempo los contribuyentes están informados que el proceso debe estar concluido antes del 22 de marzo en curso y no los últimos días de abril, como ha ocurrido tradicionalmente. Tampoco corresponde que la autoridad otorgue o insinúe licencias para equivocarse, generando un complejo precedente para el alto estándar de exigencia que debe tener la autoridad fiscalizadora.

Las nuevas autoridades deberán lidiar con los problemas que se heredarán del gobierno saliente y resulta claro que el nuevo equipo económico tributario de Hacienda, junto al SII, deberán generar soluciones justas a los problemas provienentes de una legislación tributaria cuyas múltiples deficiencias son de responsabilidad del Estado y no de contribuyentes y/o contadores.

El sistema tributario chileno requiere, más que correcciones puntuales, una reconstrucción en la que, además de abordar los puntos centrales del programa de gobierno en la materia y corregir muchas inequidades y complejidades que incrementó la reforma, darle al país un régimen tributario más consensuado, asociado a un compromiso de estabilidad del mundo político en sus aspectos estructurales, al menos por una década, de forma que la certeza y modernidad tributaria, sumadas a la eliminación de los obstáculos identificados en otra áreas normativas, permitan revitalizar las inversiones que Chile necesita para que se generen las rentas cuya tributación será la fuente que generará los ingresos que se requieren para lograr una verdadera igualdad de oportunidades.

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