Fernando Barros

¿Derribando a Baquedano?

Fernando Barros T. Abogado. Consejero de SOFOFA

Por: Fernando Barros | Publicado: Viernes 3 de enero de 2020 a las 04:00 hrs.
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En su saludo de Año Nuevo, el Presidente Piñera señaló derechamente que Chile quedó herido en su cuerpo y alma en 2019, y llamó a todos a recuperar la amistad y el diálogo para lograr paz y justicia.

Luego de más de 70 días de caos no puede dársele el carácter de expresión social legítima a la más dañina ola de violencia y odio que hemos vivido en normalidad democrática. Es incuestionable que el mal llamado despertar de Chile significó la destrucción de la infraestructura más inclusiva que nos sirve por igual a todos, barrios populares devastados en sus servicios, millones de ciudadanos debiendo esperar horas para trasladarse a sus trabajos o para hacer sus compras, y decenas de comercios, iglesias, sedes universitarias, infraestructura siendo destruidas y/o quemadas en jornadas de vandalismo cínicamente amparadas por integrantes de poderes del Estado.

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Cuando todos los indicadores muestran que Chile logró un alto nivel de desarrollo humano y económico en estas últimas décadas, que se avanzó como nunca en el acceso a estudios superiores, se facilitó el emprendimiento y generaron las condiciones para que los sectores postergados pudieren surgir en base a su esfuerzo y que nuestro país mostrara un menor índice de desigualdad, debemos entender que las alegadas injusticias, abusos, alzas del Metro y multas del TAG no tienen la magnitud y trascendencia para justificar en parte alguna lo que ha ocurrido. Como tampoco es efectivo que existiera un clamor ciudadano por eliminar el exitoso ordenamiento constitucional construido en base a la experiencia de dos siglos, llevándolo a una hoja en blanco para que las élites intelectuales iluminadas jueguen por años a inventar una nueva carta fundamental.

La evidente orfandad de la pequeña parte que fue pacífica de los últimos acontecimientos y su ajenidad respecto de los “líderes” políticos, religiosos, sindicales, comunicadores y estudiantiles, demuestra que las declaraciones de comités y directivas, pretendiéndose sabedores de las causas y soluciones, son el oportunismo de una dirigencia superada y atemorizada que ha logrado encauzar las diversas frustraciones en la necesidad de destruir una exitosa Constitución Política que han proclamado tanto Pinochet como Lagos.

Diversos estudios dan cuenta de una gran crisis moral, presencia de anarquismo, grupos narcos y la fuerza ideológica de la izquierda chilena con el PC, el FA y otros cómplices, junto a un constante adoctrinamiento a través de la educación pública, que han generado un enorme desgaste en los principios fundamentales de nuestra sociedad: el respeto, el orden, el valor del trabajo, el asumir las consecuencias de nuestros actos y el reconocimiento de que la única fórmula para lograr un resultado exitoso pasa necesariamente por el esfuerzo personal prolongado en el tiempo.

Iniciamos un nuevo año con grupos desafiantes de la autoridad y el orden público intentando derribar la estatua del General Baquedano, para luego continuar con concentraciones no autorizadas, ocupación de bienes públicos, barricadas y desórdenes, buscando impedir la rendición de la PSU y, en definitiva, terminar imponiendo la ingobernabilidad.

Es imposible sostener un diálogo legítimo y democrático sobre la institucionalidad del futuro con amenazas de anarquía si es que resulta ganadora la opción de rechazo; o en un entorno de violencia desatada que busca derribar no una estatua, sino que al gobierno elegido democráticamente por la gran mayoría de los chilenos.

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