Erik Haindl

Inmigración

Decano Facultad de Negocios, Ingeniería y Artes Digitales, Universidad Gabriela Mistral

Por: Erik Haindl | Publicado: Miércoles 25 de enero de 2017 a las 04:00 hrs.
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Erik Haindl

La inmigración es un fenómeno que está impactando en forma masiva al país, y está teniendo importantes consecuencias económicas, sociales y culturales. Nuestra legislación está muy anticuada y definitivamente no se está haciendo cargo del fenómeno.

Cada país representa en cierto modo un proyecto económico-social, pero sobre todo cultural. En el caso de Chile, este proyecto representa una variante de la naciente civilización latinomericana, con fuertes raíces europeas e indígenas. Una buena parte de su población fue adquirida en el pasado mediante migraciones europeas, que intensificaron nuestra conexión con Europa.

La cultura representa la parte más importante de la sociedad. Se refleja en la forma de vestir, de cocinar, en la forma de hablar, en la forma de relacionarse con las personas, en el lenguaje, en las creencias de todo tipo, y especialmente en la religión.

Cuando los inmigrantes se integran económica y culturalmente a la sociedad de destino, este proceso ocurre sin ningún trauma. Esto se puede ver claramente con los miles de inmigrantes que ha recibido Chile durante toda su historia. Importantes grupos de extranjeros de todo el mundo se han incorporado a nuestro país y lo han hecho su nueva patria. La cercanía cultural que tiene Chile con el resto de los países de Latinoamérica, es bastante grande, por lo que no debieran existir mayores problemas de adaptación con la inmigración latinoamericana.

Los países que sufren de problemas graves con la inmigración, son aquellos que reciben masivamente personas de culturas muy diferentes, que no están dispuestas a adaptarse a su nuevo entorno. Ello se ve claramente en el caso de algunos países europeos, que están recibiendo una masiva población musulmana, que insiste en mantener sus costumbres originales. Esto puede ser fuente de conflictos, e incluso puede detonar guerras civiles como en el caso de Chipre o de Ucrania.

Ello hace pensar que perfectamente puede existir una “inmigración buena”, que beneficia al país de destino, y una “inmigración mala”, que la perjudica. Se puede definir una “inmigración buena” como aquella que aumenta el “bienestar social” de la población existente y una “inmigración mala” como aquella que lo disminuye. Ello debería tomarse en cuenta en una nueva legislación. ¡No toda inmigración es buena!

Desde luego recibir una inmigración de delincuentes es claramente una “inmigración mala” para la sociedad. Esto incrementará los delitos, estafas, tráfico de drogas, clonación de tarjetas, etc. Incluso los delincuentes locales salen perjudicados, ya que les aumenta la competencia. Lo ideal sería deportar en el acto a los delincuentes extranjeros, tan pronto se les sorprenda en cualquier acto delictivo, sin tener que pasar por un largo y costoso proceso judicial.

Los países se protegen de esto exigiendo visas de residencia antes de ingresar al país, con contratos de trabajo vigentes. No se permite que “turistas” opten a residencias permanentes. Tienen que salir y tramitar sus visas en el exterior.

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