Columnistas

Dos crisis muy diferentes

Enrique Marshall Director Magíster en Banca y Mercados Financieros PUCV Exvicepresidente del B. Central

Por: Enrique Marshall | Publicado: Miércoles 9 de septiembre de 2020 a las 04:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

Enrique Marshall

Las cifras de desempleo que se están observando han llevado a comparar esta crisis con la de 1983. Todo indica que ambas van a coincidir en el brutal choque al empleo. Sin embargo, las diferencias entre una y otra superan a sus similitudes. Vaya aquí un recuento de algunos contrastes relevantes.

Primero, el origen de esta crisis no es económico ni financiero. Se encuentra en un virus, hasta hace poco desconocido, que se propagó con extrema rapidez dando origen a una pandemia. El avance de los contagios obligó a las autoridades a tomar medidas de confinamiento e interrupción de las actividades económicas. Esto, unido a un fuerte choque negativo sobre las expectativas, condujo a una abrupta contracción de la demanda y la producción. La crisis de 1982, en cambio, se apega a un modelo clásico que combina causas macroeconómicas y financieras, con orígenes tanto internos como externos.

Imagen foto_00000001

Segundo, en esta oportunidad, ni el precio del cobre ni las tasas de interés han sido los principales catalizadores desde el mundo exterior al local. Si bien el precio del cobre cayó, se recuperó en los meses siguientes y se encuentra hoy en niveles bastante auspiciosos, dado el escenario enfrentado. Por su parte, las condiciones financieras se han deteriorado, pero nunca con la intensidad observada en los años ochenta.

Tercero, la crisis de 1983 se desencadenó en un cuadro caracterizado por un excesivo gasto interno privado y por una significativa apreciación del peso. La crisis del Covid-19, en cambio, sobrevino en un contexto donde no se advertían desequilibrios macroeconómicos fundamentales. Hasta febrero, la economía crecía a tranco lento, pero crecía, y el peso se encontraba en niveles más bien depreciados.

Cuarto, el sistema financiero colapsó completamente en 1983 y, por lo mismo, no prestó ningún auxilio a la economía real durante la crisis ni en los años inmediatamente siguientes. Muy por el contrario, el sistema bancario requirió apoyo del resto de la economía para su salvataje y reconstrucción. En la situación actual, el sistema está brindando un efectivo apoyo principalmente a través del crédito comercial, lo que es fundamental para asegurar el buen funcionamiento de la economía.

Finalmente, Chile entró a la crisis de los años ochenta con un marco de instituciones y políticas muy deficiente, con un régimen de tipo de cambio fijo y un esquema de regulación y supervisión inapropiado. Ello agravó los problemas y obligó a destinar ingentes esfuerzos para efectuar reparaciones en medio de todos los problemas que se enfrentaban. Hoy, en cambio, el marco de instituciones y políticas es el adecuado para hacer frente a la crisis y facilitar el proceso de salida, lo que permite abrigar cierto grado de optimismo de cara al futuro.

Lo más leído